lunes, 18 de marzo de 2019

PATRIOTISMO PRIVATIZADO


Ocurre igual en el patriotismo que en la economía: las pérdidas se socializan y los beneficios se privatizan. Quizás la razón es que los dos conceptos no están tan alejados el uno del otro como parece sugerirlo una visita al diccionario.

Veamos. El símbolo del patriotismo es el corazón; el de la economía, la cartera. Los banqueros, los políticos de derechas y los empresarios pudientes llevan la cartera en el bolsillo de la americana, pegadita al corazón. Quizás esta circunstancia da origen a algunas confusiones.

En los obreros el caso es distinto, porque por lo común no visten americana y se colocan la cartera (la economía) en el bolsillo trasero de los pantalones. Disculpando, no al lado del corazón sino del culo. Para ellos no hay confusión posible.

En cualquier caso, para el trabajador precario o parado el patriotismo es un lujo inaccesible. No existe un patriotismo universal y gratuito; ahora ni siquiera la sanidad es ya así. Por el llamado “efecto Mateo”, bautizado así por el evangelista de ese nombre, y bien conocido por los economistas, el patriotismo gratuito se da a manos llenas a los económicamente más fuertes, mientras se expulsa de la casa del Padre a quienes no han sabido hacer fructificar suficientemente las riquezas que nunca les han sido distribuidas.

Elsa Artadi, candidata al Ayuntamiento de Barcelona, ha declarado recientemente que hay que echar de allí a Ada Colau, primero porque no es nacionalista, y segundo porque su gestión es pésima.

Por partes: supongo que la pudiente Elsa quiere decir que la proletaria Ada no es “lo bastante” nacionalista, o para ser más precisos, unilateralmente nacionalista. Colau y su arriscado grupo se han distinguido precisamente por su afán de tender puentes en ambas direcciones, en la búsqueda heroica de una convivencia en la que han quemado los mejores cartuchos de su proyecto político. Todo eso no vale para un nacionalismo indepe envasado al vacío: cualquier enmienda mayor o mínima a su idea del procés es etiquetada como fascismo.

Y en segundo lugar, la gestión económica de Colau se ha caracterizado por restañar la inmensa deuda generada por el nacionalista Trías y mantener a Barcelona como uno de los destinos turísticos y de negocios más destacados del mundo. Convendría que Artadi precisara un poco más cuáles son los motivos de su crítica a esa gestión, caso de que los hubiera. No se puede irrumpir en la Casa Gran a toque de corneta con el único mensaje, expresado así a bulto, de que todo se está haciendo mal y nosotros lo vamos a hacer todo bien. Los matices y las precisiones son importantes.

Vean como ejemplo señero de un patriotismo privatizado bien entendido el trabajo de lobby realizado con pulcritud y eficiencia por nuestra siempre querida gran patronal, la CEOE, y sus extensiones o tentáculos en los grupos parlamentarios, estados mayores y plataformas políticas afines. Lo cuenta Manel Pérez, en lavanguardia (1), y viene a ser la prolongación y culminación de algo que él mismo anticipó y que apareció en su momento en esta humilde bitácora, que trata siempre de dar un reflejo puntual de los eventos consuetudinarios que acontecen en la rúa (2).

En apretada síntesis, nuestros patronos se movilizaron con el fin de evitar que un decreto-ley póstumo del gobierno Sánchez derogara aspectos delicados de las reformas laborales que nos afligen. Se presionó: a) directamente, al gobierno, y en particular a la ministra Valerio; b) indirectamente, a los mismos, a través de la opinión, expresada en los medios de comunicación y en distintos foros, de que cualquier reforma había de ser consensuada entre las partes; como si lo hubieran sido las repetidas reformas del gobierno Rajoy; y c) sibilinamente, a través de la gestión “sutil” de Josep Sánchez Llibre, presidente de Foment, ante los representantes en la diputación permanente de las Cortes del PP, de Ciudadanos, y asimismo de los dos partidos nacionalistas que, con un voto cada uno en la permanente, serían necesarios para configurar una mayoría de bloqueo: PNV (Aitor Esteban) y PDeCAT (Carles Campuzano).

Una vez comprometida la posición de todos ellos, Pedro Sánchez desistió de llevar adelante la mini contrarreforma que tenía sobre la mesa como prioridad, y la CEOE celebró esa “victoria entre bambalinas” en el curso de una reunión conjunta del comité ejecutivo y la junta.

Patriotismo privatizado y excluyente. La continuación, después del 28 de abril.