miércoles, 18 de junio de 2014

DECLARACIONES ESTUPENDAS

Dos de mis políticos favoritos de todos los tiempos han hecho recientemente declaraciones estupendas. Don José Manuel Durao Barroso, en el marco de la Universidad de Verano Menéndez Pelayo; don Mariano Rajoy Brey, en un desayuno con la prensa, organizado por Europa Press. El presidente saliente de la Comisión Europea realizó una performance sobresaliente en la modalidad «las cosas habrán sido como ustedes dicen, pero en ningún caso tengo yo nada que ver». El presidente del Gobierno español, muy curtido en estas lides y ya con un amplio registro de récords en su historial, centró su ejercicio retórico en la variante «las cosas no han sido como han sido, y mucho menos van a ser como van a ser». Examinemos más de cerca a los dos fenómenos.

La culpa de la crisis española, dijo don José Manuel en su conferencia, ha sido del Banco de España, que no controló de forma adecuada a las cajas. Él mismo lo advirtió con severidad a Miguel Ángel Fernández Ordóñez, “Cuidadito con las cajas”, pero MAFO presumía de tener las instituciones financieras más sólidas del mundo mundial, y así le fue. Metido ya en la faena y cada vez más pinturero, abordó luego el gran Joselito Manuel la llamada crisis del euro. “No hay tal. Es de todos sabido que la crisis comenzó en Lehmann Brothers”. Y ya enrabietado, se atrevió con la Comisión que él mismo ha presidido desde los tiempos del canalillo: “Es verdad que hay cosas que no se han hecho bien, pero la culpa la tienen los parlamentarios que optaban por medidas severas en Bruselas y de vuelta a sus países de origen criticaban lo mismo que habían votado.”

Moraleja: un político de raza habrá de tener disponible en todo momento una amplia panoplia de chivos expiatorios hacia los que centrifugar las críticas que reciba por su propio desempeño. O, expresado con las palabras de Étienne Balibar, organizará metódicamente su propia irresponsabilidad.

Lo de Rajoy Brey también es de manual. Es sabido con qué formas y plazos ha abdicado Juan Carlos I, y qué características va a tener la coronación de Felipe VI. Por no haber invitados, ni siquiera el hasta ahora rey va a asistir a la ceremonia, cuestión que todo el mundo político parece considerar “normal”. Tampoco va a haber fastos eclesiásticos, para desencanto de monseñor Rouco, que tenía ya escrito un borrador de sepancuantos con el que dar en la misma crisma a toda la chusma atea, procaz y abortista. Lo menos que puede decirse, es que se ha buscado un perfil bajo, y que el anhelo más ferviente de todos los implicados es que la cosa pase lo más inadvertida posible. Veamos ahora la interpretación que de tales circunstancias da nuestro presidente: «La transparencia y la normalidad con que se está llevando a cabo la sucesión de la corona es la mejor prueba de la solidez de nuestras instituciones y del consenso social en torno a nuestra constitución y a nuestra democracia. Estamos dando una magnífica imagen ante el mundo, y por todo eso creo que los españoles debemos felicitarnos.»


Y si tanta es la distancia entre lo que está pasando y lo que Mariano dice que está pasando, ¿qué pensar de lo que él dice que va a pasar a continuación?: «Esa madurez y estabilidad es lo que va a ayudar a la recuperación económica.»