sábado, 14 de junio de 2014

VAMOS A POLLAS

Cuando no aparecen las bandadas de ánades salvajes en el horizonte, a los cazadores frustrados que las aguardan camuflados entre los cañaverales no les queda otro recurso que ir a pollas. Para nadie es un misterio que la carne de las pollas es seca y desabrida; cocinadas en vinagre no resultan precisamente un manjar, según queda constancia en el acervo de la sabiduría popular. Pero qué remedio queda sino apechar con ellas, con algo hay que llenar el morral.

Vamos a pollas, pues. En la última sesión del Parlament de Catalunya, se votó una moción presentada por IC-V para pedir disculpas a las víctimas de las pelotas policiales de goma, prohibidas recientemente después de causar algunos estragos. La moción fue rechazada por los votos sumados de CiU y PP (no es una errata: por los votos sumados de CiU y PP). ERC y Ciutadans se abstuvieron, las disculpas no les parecieron del todo bien porque lo que ellos deseaban era expresar su “solidaridad”. En cualquier caso, su solidaridad se quedó sin ser expresada de ninguna forma positiva.

La siguiente moción, también presentada por IC-V, se refería a Ester Quintana, la mujer que perdió un ojo por el impacto de una pelota de goma que nunca existió en los datos que maneja la conselleria de Interior. Se pedía el reconocimiento de los hechos, y también hubo rechazo por los votos sumados de CiU y PP (de nuevo no hay errata: por los votos sumados de CiU y PP). ERC volvió a abstenerse porque prefería pedir una “revisión” de los hechos en lugar de un reconocimiento. Así pues, los hechos quedarán sin ser ni reconocidos ni revisados.

Mientras tanto, los trabajadores de Panrico de Santa Perpètua de Mogoda volverán al trabajo después de ocho meses de huelga. Las perspectivas son malas: no hay compromisos, sólo cansancio acumulado. La dirección sigue inamovible, y la labor de mediación de la conselleria de Foment ha indignado a la asamblea, que la ha calificado de “sesgada” en favor de las posiciones empresariales.

Son menudencias, chinitas, pollas en vinagre que van apareciendo en el trayecto firme hacia una esplendorosa futura independencia catalana, y que se sortean hábilmente gracias a la destreza y la larga experiencia en recursos de sotamano que poseen los pilotos del proceso. Quizá convenga recordar, sin embargo, que no se construye un país sobre escapatorias, sobre la elusión de responsabilidades, sobre medias verdades, sobre cálculos de conveniencia, sobre añoranzas brumosas y promesas ambiguas. Un berlinés ilustre, Bertolt Brecht, tenía colgado de la pared, frente a su mesa de trabajo, el siguiente letrero: «La verdad es concreta.»