jueves, 5 de junio de 2014

POLÍTICA PEQUEÑA

Resulta que a fin de cuentas CiU se abstendrá en la votación acerca de la abdicación regia. La noticia no ha sentado muy bien en las altas esferas de la casta. El País dedica hoy un editorial a reprochar a la coalición catalana su actitud poco dúctil en contraste con la amplia comprensión demostrada en épocas anteriores hacia la delicada fontanería del Estado opresor. Y Mariano Rajoy ha comentado en tono destemplado (entrecomillo, atención los lectores distraídos, que esta es buena) que «no es momento para política pequeña».

Me pregunto qué entiende nuestro presidente de gobierno por «gran política». Es imposible que se refiera a la actual rutina del “recorta y pega”, su desvarío no puede haber llegado a ese punto. Cabe deducir que lo que tiene en la cabeza es una política de pompa y circunstancia, de alharaca y trompeteo; tal vez se refiere a la política de autobombo, que en su caso particular y en el de sus adláteres Montoro, Guindos o Cospedal, sí hemos de reconocer que es grande. Tengo la oscura sospecha de que si un chambelán les presentara un día la verdadera gran política en una bandeja de plata, nuestros gobernantes le preguntarían: «Oiga, y esto en concreto ¿qué es, besugo o cochinillo?»

En este país, no es sólo que la gran política no aparece por ninguna parte ni se la espera; lo más doloroso es que también nos falta mucha, muchísima política pequeña. Rafael Ribó, el síndic de greuges de Cataluña, es decir nuestro ombudsman o defensor del pueblo, lleva algún tiempo llamando la atención de las autoridades sobre el hecho de que muchos niños de familias vulnerables asentadas aquí padecen una desnutrición grave, paliada sólo por el complemento alimentario que reciben en la escuela. Ahora que expira el curso escolar, la situación toma tintes dramáticos. La Generalitat ha elevado en 500.000 euros la subvención de los esplais y casales sociales, y estos por su parte han extendido sus actividades al mes de agosto, pero hay dudas de que el esfuerzo adicional resulte suficiente, porque para muchas familias que ya están al límite se acaba por estas fechas el subsidio de paro.

Lo que quiero decir es que este sí es seguramente el momento para más política pequeña.