jueves, 31 de agosto de 2017

ADIÓS A LAS ARMAS


Tengo delante una de las cartelas que se repartieron en la manifestación unitaria contra el terrorismo. Fue Carmen quien tuvo los reflejos necesarios para tomarla de manos de la chica que las ofrecía. Había grandes montones de ellas, en formato cartoné con palo, y papel couché sin palo.
– ¿De dónde sale esto? – preguntó Carmen a la suministradora.
– No sé.
– No lleva logo ni pie de imprenta.
– No sé.
– Pero ¿a ti quién te lo ha dado para que lo repartas?
– No sé.
Mariano Rajoy no es el único que no sabe/no contesta las preguntas incómodas.
La cartela dice así: «Imagina un país que no vengui armes» (Imagina un país que no venda armas.)
Puedo imaginarlo, pero no es Catalunya, hasta el momento. Catalunya exporta armas por un volumen aproximado de la cuarta parte del total español. En 2016 fueron 3.646 toneladas de armamento por un valor de 44,7 millones de euros, equivalentes al 25,18% de la facturación total de España por este rubro. Son datos oficiales de Aduanas, incontrovertibles. Los destinos están también registrados en las estadísticas. En el Top 10 figuran la República Democrática del Congo, Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Rusia, Irán, Estados Unidos y Brasil. Si el terrorismo yihadista está alimentado por el suministro de armas y explosivos desde países “amigos”, la culpa de los atentados en territorio catalán/español («Vostres armes, els nostres morts») no es atribuible sin más al impulso que da a ese tipo de tráfico letal el rey Felipe, puesto que la Generalitat catalana tiene, según el Estatut de Autonomía, competencias exclusivas en materia de comercio exterior.
El doble lenguaje, la mala fe, la intención dolosa, son características concomitantes a la aventura processista. El engaño va dirigido sobre todo a la ciudadanía, que es en último término la destinada a pagar la voluminosa factura de la juerga organizada.
La independencia consistía, en palabras de la malograda Muriel Casals, en añadir “un color más” al variopinto mapa de Europa. Se ocultan detalles menos idílicos, más punzantes. Puigdemont, siempre un poco a su aire, tal vez porque tiene previsto desaparecer por el foro a los seis meses justos de no se sabe qué, ha declarado que conviene plantearse ya la creación de un futuro ejército para la Catalunya independiente. Que se sepa, tal cuestión no está contemplada en el borrador de Constitución, según el cual el novel Estado será una reedición del Strawberry fields for ever. Junqueras ha dado rápidamente el alto al president para mantener el oxímoron oficial: en el Estado catalán independiente, un ejército “no tendrá sentido”.
Que baje de las cumbres sagradas la Moreneta, y nos lo explique.
 
PD.- Se nos ha muerto de cáncer Montserrat Avilés, símbolo y compendio de la labor tutelar ejercida desde los despachos laboralistas durante y después de la dictadura franquista. Constato que, sobrepasado el umbral de los setenta años, aún conservo la capacidad de sentirme de pronto un poco más huérfano.