Poldemarx está de enhorabuena.
El Consorci de Promoció Turística Costa del Maresme, de acuerdo con la
Federación de Asociaciones de Amigos del Camino de Santiago de Cataluña, ha
incluido la localidad como un punto alto de la llamada vía Marina, ramal menor de
la Ruta Jacobea que recorrerá la Selva Marítima y el Alt Maresme desde Caldes
de Malavella hasta Mataró, para bifurcarse allí en dos rutas ya reconocidas de
antes, una en dirección Granollers-Monistrol y la otra hacia Barcelona, desde
donde las dos irán a confluir de nuevo en Montserrat.
La iniciativa
aportará a la comarca un número indeterminado de peregrinos en los meses de
buen tiempo. Poldemarx será un fin de etapa importante debido a que la parroquia
está colocada bajo la advocación de Sant Jaume. El edificio, que cuenta con un
retablo barroco de no mucha significación, no tiene la tradición ni el
prestigio de la ermita de Sant Pau, el verdadero landmark de nuestro skyline.
Posiblemente la nueva rivalidad con Jaume por la cuota de audiencia del
peregrinaje no incomodará demasiado a Pau, entre santos no hay puntillos de
celos que se sepa. Pero es posible que a los pacíficos moradores del municipio
nos incomode una afluencia mayor de personas, sobre todo en verano, en cuyas
fechas críticas aquí apenas si se cabe.
Dicen que el
municipio quedará obligado a cuidar, promocionar y mantener los valores del
peregrino. Excusen el resquemor, a mí eso de los “valores del peregrino” me
suena a postureo. A Compostela se llega de muchas maneras, y la más sencilla
desde Poldemarx es ir a El Prat o a Riudellots a tomar un avión para Labacolla.
Eso, para los que no nos gusta perder el tiempo ni siquiera en relación con la delicada operación
de adorar al santo por la peana.
Hay también quienes
prefieren dar un rodeo lo más largo posible, y aprovechar para darse un
chapuzón en la playa, zamparse un arroz con marisco en alguno de los
incontables restaurantes, mesones y chiringuitos de la zona, e interactuar
socialmente con gente del lugar u otros/as peregrinos/as. Ninguna objeción, a cada cual su gusto, pero
considerados como “valores” no llegan muy allá. Sigue siendo cierto respecto
del Camino de Santiago lo que escribió en su día Antonio Machado y cantó Serrat
años después: «Caminante, no hay camino, se hace camino al andar.»