En rueda de prensa
posterior al consejo de ministros, el presidente del gobierno Mariano Rajoy ha construido otra pieza
maestra de la oratoria que le ha dado justa fama a través de los años. Ha reclamado
unidad política de los demócratas frente al terrorismo, cuestión que está en
todos los manuales, pero ha llevado la cuestión más allá: es decir, ha elogiado
la unidad política (el apoyo al gobierno) “más allá” de la cuestión del
terrorismo. Escúchenlo: «La unidad política no es una frase hecha; es lo que
encarna los fundamentos de nuestras libertades y nuestros valores.»
La unidad política
en torno al gobierno – que es el que es, “como no podía ser de otra manera”,
según esa coletilla tan querida a muchos periodistas cuando discursean en los
medios acerca de cuestiones que está clarísimo que “sí” podrían ser perfectamente
de otra manera – se convierte así en un dogma, en un acto de fe en el seno de una
sociedad rígidamente estructurada en la que no ya la disidencia, sino la mera
discrepancia, pasan a ser de forma automática una cuestión de auto de fe. Si el
fundamento de nuestras libertades está en la unidad, no es concebible la existencia
de libertad en la diversidad. Es esta tal vez la ocasión en la que Mariano ha volado
más alto en la expresión oral del pensamiento “único” y angosto que esconde
detrás de su amplio frontal patricio.
Por lo demás, ha felicitado
a los cuerpos de seguridad y alabado la cohesión y la coordinación de los
distintos estamentos policiales, pasando por alto las descohesiones y descoordinaciones
muy visibles que se han producido a lo largo del “baño de realidad” en el que se
ha sumergido una Cataluña ensimismada a lo largo de las cien horas consecutivas
a los atentados yihadistas. En este asunto, Mariano ha dejado constancia de que
no se ha enterado de nada; pero no por descuido ni omisión, ojo, sino mediante
un ejercicio muy severo y controlado de la voluntad. Y así piensa sin duda seguir
(quiero decir, sin enterarse) en adelante, durante todo el tiempo que sea
preciso. Me remito de nuevo a sus palabras, en este blog no se inventa nada.
Preguntado sobre la posibilidad de acceso directo de los mossos al Europol y al Centro de Inteligencia Contra el Terrorismo
y el Crimen Organizado (CITCO), tan necesaria para la coordinación que se
predica, respondió Mariano como sigue: «Yo ese asunto dejaría que siguiera por
los cauces que está transcurriendo en estos momentos. » Para luego añadir, desde
una percepción típicamente marianista de las cosas: «Cuando estamos tomando
decisiones en asuntos importantes conviene pensar, darle vueltas, ver cuáles
son los argumentos a favor de una u otra cosa y sobre todo ver si se puede
también.»
Hay un punto
teológico, casi diría que metafísico, en ese “ver si se puede también” referido
a esa coordinación de las policías, iniciativa que, emulando la hazaña del Cid,
ya ha ganado una batalla, no después de muerta, sino antes de nacer.