sábado, 8 de enero de 2022

DISPARAR SIN PREVIO AVISO



Redacción de un periódico moderno. Foto Julio Carbó.


¿De qué nos están informando los medios de información? No de lo que acontece consuetudinariamente en la rúa, para seguir la fórmula de Juan de Mairena, sino de la opinión que ellos mismos desean que nos formemos acerca de lo que pasa en la calle.

Dicho así, parece algo complicado. Pero “es” así, no me lo he inventado yo. Me imagino que los directores de los grandes medios siguen la receta de aquella niña cantaora de hace unos años: “La noticia, deben de adoctrinar a sus plumíferos, antes muerta que sencilla.”

En parte, una recomendación tan barroca se hace para que el lector, una vez suscrito al medio electrónico de que se trate, clique en cada uno de los titulares intrigantes confeccionados de modo que no destripen la verdadera y escuálida noticia. Por ejemplo: «Admire el zasca de Menganita a Fulanito que lleva 250.000 likes en las redes». El zasca en cuestión, si sigues todo el prolijo texto emborronado en el cuerpo del artículo, puede reducirse a un: “Y tú más”. Hoy las redes jalean con likes cualquier cosa.

Lo que hay en un caso así es una nadería aderezada para su consumo masivo. La cosa, sin embargo, es sutilmente distinta cuando te dicen que el presidente de Kazajistán ha ordenado a las tropas disparar “sin previo aviso” sobre los manifestantes que protestan. Se da a entender, de forma subliminal, que disparar al bulto contra manifestantes previamente avisados sería una conducta irreprochable, admitida incluso en las democracias más prestigiadas. El acento de lo escandaloso se pone en la falta de aviso, no en los disparos. Hombre, parece decirte el redactor, si estabas avisado no puedes quejarte de que te disparen por ocupar la calle. Ya Manuel Fraga, aquel gran demócrata, dijo “La calle es mía”. O sea, del poder.

Un torcimiento parecido ha tenido la noticia de unos comentarios hechos a un medio extranjero por nuestro ministro de Consumo. Algunos han saltado como tigres en defensa de la ganadería intensiva y de la carne de mala calidad, de la que les parece obligado decir que es carne de primera porque la exportamos a países de la Unión. Para otros, Garzón es un héroe por haber denunciado una cuestión que, sin embargo, ya era súper conocida y criticada por todos, incluso por quienes se han apresurado a desmentirle ahora.

Alguien se está frotando las manos en el despacho principal de cada uno de los medios que han dado vuelo a una noticia tan nimia. Se diría que la segunda principal tarea del periodismo patrio es generar ruido; cacofonía para ser más precisos, o sea ruido desagradable y chirriante. La tarea principal, por supuesto, sigue siendo la de generar beneficios para los accionistas, gracias, no a los lectores escamados, sino a las generosas dádivas que reparten los poderes fácticos a sus obedientes escribas sentados.