lunes, 16 de noviembre de 2015

ANTONI FARRÉS, VIVIR COMO PIENSAS


Angle Editorial publica un libro apasionante en el que Antoni Farrés i Sabater (1945-2009), el alcalde más emblemático de nuestra Catalunya democrática, veinte años al frente de Sabadell, cuenta su vida en primera persona. Se trata del contenido de siete casetes grabadas en el año 2000 para la serie de Biografías Obreras del Archivo Histórico de la CONC, gestionado por la Fundación Cipriano García. Fue el historiador Xavier Doménech quien pilotó el stream of consciousness con mano ducha, y Jordi Serrano ha añadido como introducción algunas notas sobrias sobre el trasfondo económico y social en el que se enmarcó una gran aventura personal y colectiva, y aclarado algunos pormenores inexactos que se habían difundido. El título: Antoni Farrés. Quan els obrers van assaltar l’Ajuntament.
Añado a las leídas una anécdota propia. Debe correr el año 83 u 84, no puedo precisar la fecha. Estoy en Sabadell para presidir un acto del sindicato. Toni me ha pedido que vaya un poco antes y me pase por el Ayuntamiento, porque quiere comentarme un problema. No recuerdo cuál era, en cualquier caso lo despachamos rápidamente y me pide que le lleve en mi coche al local del acto sindical, porque quiere asistir. Se excusa por la petición: su propio coche está inutilizado. “Como aquí todos nos conocemos, algún cabrón lo ha visto aparcado en la calle y se ha entretenido en destrozarme el parabrisas y hundirme el capó con un pedrusco. Hace una semana que estoy de peatón cuando no pueden llevarme de favor los amigos.”
Le pregunto por qué no ha llevado el coche al taller, y me dice que no tiene en este momento dinero para la reparación. Todo el mundo sabe que Toni no se está haciendo rico precisamente con su sueldo municipal. Le pregunto entonces por el seguro, y me contesta que no le cubre ese tipo de riesgo. Le digo si, tratándose de un claro “accidente” de trabajo, no puede hacerse cargo de la reparación el Ayuntamiento, y me contesta que jamás utilizará ese expediente para su beneficio personal.
Nos quedamos los dos callados mientras conduzco, y al final comento: “Sabes, Toni, no creo que exista ningún otro alcalde en este país que se encuentre en la situación en la que estás tú.”
Y él me contesta (todo lo anterior es reconstrucción memoriosa, propensa por tanto a olvidos y modificaciones; lo siguiente son sus palabras literales):
– Tengo una norma. O vives como piensas, o acabas pensando como vives.
Durante veinte años, hubo una identificación perfecta entre Antoni Farrés y la función que desempeñaba. Recibió propuestas tentadoras para ocupar otros cargos que, en el pensar común, suponían “ascensos” en su carrera, y las rechazó sin aspavientos. Farrés era Sabadell en la medida en que también Sabadell era Farrés. Elección tras elección, los votos mostraron esta realidad sin vuelta de hoja. Fue así hasta que Toni dijo “Basta”. Lo dijo él, Sabadell nunca lo habría dicho.
En el libro se recoge también el sarcasmo feroz que era capaz de desplegar, junto a una tossuderia imbatible, en las discusiones comprometidas. Un ejemplo: “Si se va usted a rasgar las vestiduras, lo único que puedo hacer es recomendarle un buen sastre.” Otro, indispensable la lengua catalana para apreciarlo en toda su riqueza, en la discusión de unos presupuestos municipales: «En aquest ajuntament els números admeten qualsevol combinació, però no miracles. La secció de marededéus trobades no la tenim.»  (Traducción libre: no podemos retorcer los números, tenemos en el ayuntamiento una sección de objetos perdidos, pero no de imágenes milagrosas encontradas.)
Recojo para terminar su opinión tajante sobre los secretarios de organización de los partidos (yo lo he sido, durante no mucho tiempo, es cierto, y bastante a contrapelo): «Los responsables de organización de los partidos tendrían que estar prohibidos, por un problema de higiene mental de las izquierdas.»
Si nos referimos a la organización como se solía considerar entonces, y si hablamos de los partidos como siguen siendo, creo, todavía ahora, y no como deberían ser, estoy de acuerdo con Toni.