sábado, 7 de noviembre de 2015

VIOLENCIAS MACHISTAS


La marcha a Madrid convocada para hoy por colectivos feministas de toda España se sitúa bajo el lema del No a las violencias machistas. El plural es oportuno. Hay distintas formas de violencia machista contra las mujeres: violencia física, directa, en no pocas ocasiones con resultado de muerte; violencia psicológica, más sutil pero no menos devastadora; acoso en sus diferentes modalidades (sexual, laboral), y también otras formas concomitantes que procuran la invisibilidad de las mujeres, la vulneración de su autoestima, la consideración del colectivo femenino como una “clase de tropa” llamada a empedrar el camino para que transiten por él otros seres radiantes llamados a destinos más altos.
Ni violencia ni machismo son términos unívocos. A cada una de las violencias diferentes que se ejercen sobre las mujeres, corresponde un tipo diferenciado de machismo. Machismo sexual, social, político, religioso, profesional.
Es oportuno, en consecuencia, el plural que aparece en la convocatoria.
Ganar la calle para hacerse visibles, tal es el reto que tienen por delante las militantes feministas. En un momento de precampaña electoral, se pide a los partidos políticos no una foto, sino un compromiso. Permanente. Solo un compromiso permanente de la política con este problema conseguirá sentar las bases para erradicarlo de una sociedad profundamente infiltrada de machismo desde distintos vectores.
Han muerto este año 43 mujeres asesinadas por sus compañeros varones. La violencia de género ha matado, de hecho, a bastantes más personas, por lo general parientes (hijas/os en primer lugar), amigas o familiares de las malqueridas, o que intentaron defenderlas;  la cifra de 43 acota simplemente la circunstancia de la relación directa entre víctima y atacante. La estadística, claramente incompleta, señala más de 800 muertes de este tipo, desde 2003. Pero cada día (cada día, 365 al año) se producen por término medio 266 denuncias por violencia de género.
Son cifras muy serias, y aun así no agotan el problema. Les propongo una reflexión sobre estos otros datos, recién hechos públicos por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
Los salarios han disminuido en España en el último año. Ha habido un aumento para los escalones salariales más altos, y un descenso en el resto de la pirámide salarial. Por sexos, las diferencias son llamativas: en el escalón salarial más bajo, por debajo de los 665 euros brutos mensuales, se encuentra el 4,9% del total de asalariados varones, y el 15,5% de las mujeres (más del triple, en porcentaje). Si miramos a los salarios por debajo de los 1220 euros brutos, allí están el 19,7% de los varones – uno de cada cinco –, y el 41,1% – cerca de la mitad – de las mujeres. En el otro extremo, la punta de la pirámide, por encima de los 3353,8 euros mensuales encontramos a un 13,1% de los varones y solo al 6,7% de las mujeres. Ojo, no se trata de porcentajes homogéneos, la tasa de actividad masculina es superior a la femenina, de modo que esta forma de cuantificar dulcifica la desigualdad realmente existente (un 6,7% de las mujeres trabajadoras son menos en número que un 6,7% de los hombres).
La discriminación profesional y salarial es también una forma de agresión. Cuando se discrimina a las mujeres en el trabajo por razón de su sexo, eso es también violencia machista. En un momento en el que se cuantifican por millones los empleos que se van a crear en la legislatura que alborea, conviene que los políticos tengan muy en cuenta estos “minúsculos” detalles en sus programas. No solo se trata de que haya más puestos de trabajo sino de cómo se reparten, con qué características, y bajo qué condiciones y garantías. En la sociedad, en el trabajo, en la vida personal y en la vocación política también, habremos de movilizarnos por un trato más justo. Para todos, naturalmente; pero con una vigilancia muy especial, para las mujeres.
Feliz jornada del 7N, compañeras.