Ha vuelto a
suceder. Los hechos se repiten con la reiteración y la regularidad de un
metrónomo; con las agravantes de nocturnidad, alevosía y ensañamiento, o con
las atenuantes de diurnidad, estancia en Babia y trámite de urgencia. Mariano
creyó de buena fe que Soria López era el único candidato viable para esa plaza “administrativa”
en la dirección del Banco Mundial y resulta que no, por ahí andaba un Jiménez
Latorre también idóneo, y en el que nadie había reparado antes. La culpa ha
sido de Guindos. Mariano no puede tener en la cabeza todos los detalles.
Cristina Cifuentes
ha adjudicado en agosto a la empresa alemana Siemens un contrato de 41 millones
de euros para la señalización de la Línea 5 del Metro de Madrid. Lo ha hecho
sin publicidad ni concurrencia, y con quebrantamiento flagrante del punto 109 (sobre
transparencia) del acuerdo alcanzado por la lideresa con Ciudadanos para el
gobierno de la Comunidad.
Sin embargo, hay
que tener en cuenta que existía un acuerdo informal con la empresa ya desde
antes del pacto con Ciudadanos. Siemens ha recibido entre julio y agosto un
total de 120 millones por obras de señalización no publicitadas ni concursadas.
O sea, habrá que esperar para la transparencia en los contratos de la Comunidad
a la previa conclusión feliz de todos los chanchullos pendientes; de ninguna
manera va a entrar antes en vigor el punto 109.
Uno de estos días
Mariano se enterará de lo ocurrido, por los periódicos, naturalmente. Si hemos interpretado
con justeza los protocolos evenemenciales vigentes en Moncloa, lo primero que
hará entonces será ratificar su plena confianza en Cristina: “si ella lo ha
hecho así, estará bien hecho, faltaría más”. Lo siguiente, a la pregunta “¿a
usted le parece bien?”, será un “mire usted, yo de esto no entiendo, doctores
tiene la iglesia”. Si el runrún crece, vendrá lo de “esos que nos acusan pretenden
echar por la borda todo el ingente sacrificio realizado por los españoles en
los últimos años”. Es posible que finalmente alguna fuente desvele ante los
tribunales una práctica corrupta, un tres por ciento o similar (tal como se ha planteado
la adjudicación, el asunto atufa a chamusquina), y entonces Mariano se rasgará
sin complejos y con rostro afligido las vestiduras. Habrán abusado de su confianza, una vez más. La
culpa será de Cristina, quién podía suponer una cosa así.