Por fin tendremos
en España aquello que tanto echábamos de menos. La Universidad Complutense de
Madrid ha diseñado un master de posgrado de 600 horas lectivas, que se
desarrollará entre los próximos meses de octubre y junio, sobre el siguiente tema:
«Política mediática.» La mayoría del equipo docente, 69 profesores en total,
está relacionado con un partido político, Podemos. De este modo parece
aclararse algo que ya sospechábamos muchos: la “nueva política” es política
mediática; el “asalto a los cielos” preconizado por los dirigentes de la
formación se refería a las aulas de posgrado; y la ocupación de la centralidad
del tablero se relacionaba con las primeras planas de los medios de
comunicación. Quizás en lugar de “tablero” deba leerse “tabloide”.
Mi enhorabuena a
los fautores de la iniciativa. El master se desarrollará a partir de cinco
módulos, que llevan los siguientes títulos o titulares: 1) Política, mercado y
comunicación; 2) Relaciones internacionales y geopolítica; 3) España y nuestro
lugar en el mundo; 4) Comunicación, medios e ideología; y 5) Información social
y medios de comunicación. Todo, según se advierte a primera vista,
adecuadamente superestructural.
Intervendrán en los
cursos, por lo general con conferencias de una hora de duración, prácticamente
toda la plana mayor de Podemos, compuesta como es sabido por gente muy
preparada, y algunos políticos en ejercicio afines al equipo, como el
coordinador de IU, Alberto Garzón. La matrícula costará 2.800 euros, precio
razonable dadas las características del mercado, según aclara Lucila Finkel,
integrante de la comisión de Títulos Propios de la Complutense.
Es posible que tanto
esfuerzo pedagógico nos permita a los profanos comprender por qué razón no
tenemos un gobierno de progreso en este país, y sí en su lugar un pantanal
interminable y con mayor regusto a podredumbre cada día que pasa. De no servir los
cursos al menos para eso, cabrá concluir que la política mediática viene a ser
lo que el gazpacho de la guardia civil para Fransiscu, un payés de Joanetes, en
la Garrotxa, que nos daba incrédulo los pormenores de los ingredientes que le
habían pedido los componentes de una patrulla volante (pan mojado, tomate
chafado, ajos, pimiento, aceite, sal, agua del grifo), y comentaba escéptico:
«Yo no se lo daría ni a mis gallinas.»