lunes, 18 de noviembre de 2019

LAS SEGUNDAS OPORTUNIDADES



En política parlamentaria y democrática abundan las segundas oportunidades, tanto para formaciones que han quedado en precario una primera vez, como para líderes que demuestran su capacidad para rehacerse de un batacazo imprevisto a través de una de las dos vías principales recomendadas por nuestro refranero: la primera es la de “rectificar es de sabios”; la segunda, abiertamente contradictoria con la anterior, la de “sostenella y no enmendalla”.

Ignoro cuál de los dos caminos seguirá Inés Arrimadas, la siempre intrépida “escudera fiel” (Elsa García de Blas dixit) de Alberto Rivera, que se apresta a hacerse cargo del timón de la nave de Ciudadanos, en los tiempos y en las formas estatutarias y con la bendición añadida de gozar de la unanimidad interna de toda la plataforma política en torno a su figura.

La merece, en mi opinión, esa segunda oportunidad. Ciudadanos tiene asumidos muchos compromisos en diferentes áreas de gobierno. Muchos de esos compromisos son tóxicos: con Vox, en concreto, se han firmado papeles infumables y se ha ido a dormir en la misma cama, o camastrón, en más de un puticlub jediondo de carretera.

Y la propia Inés ha dicho en público (hasta cierto punto las sigue diciendo), en voz alta y tono de desafío, muchas tonterías sobre “España”, ese problema abstracto, ese círculo que muchos aspiran a cuadricular.

Todo ello iría en la dirección del sostenella y no enmendalla. Sería una lástima.

Porque Arrimadas tiene coraje personal e inteligencia suficiente para ir en la otra dirección, la de la rectificación, con el fin de aferrarse a su segunda oportunidad personal y hacerla fructificar.

Estamos necesitados de una derecha templada, dialogante, social. Un electorado muy vapuleado por toda clase de extremismos nacionalistas vociferantes podría olvidar rápidamente la nefasta etapa anterior de Ciudadanos bajo el mando de Rivera, y agradecer con nuevos votos un cambio de dirección en una formación que descarriló por imitación, por considerar electoralmente rentable el energumenismo y la capacidad de mear más lejos que otros.

Vendría bien a todos, también a la izquierda, que desde la derecha parlamentaria se concretara un cordón sanitario a Vox. Y que Ciudadanos/Arrimadas emprendiera una travesía parlamentaria distinta, en dirección a los consensos esenciales para llevar la democracia española a mejor resguardo, lejos de tanta intemperie descarnada.

Con lo cual (parece obligado aclarar) no pretendo postular que Ciudadanos se añada a un hipotético gobierno de coalición “transversalizado” al estilo de lo que proponen, con sobra de desvergüenza, personas como Pedro Jota Ramírez. Una rectificación de rumbo tan rauda y acelerada dejaría bajo la sospecha de un oportunismo de la estofa más baja a la formación. También en política las ascensiones a los cielos requieren temporadas adecuadas de purgatorio de los pecados cometidos.

Estoy pensando entonces, más bien, en el sentido de los votos de Ciudadanos tanto en el Congreso, desde la mismísima investidura más o menos inminente, como en las cámaras de distintas autonomías, en las que tiene grupo e influencia que ejercer aún en la marcha de los acontecimientos.

Ese es el terreno que la nueva timonel de Ciudadanos habrá de trabajar, para merecer su segunda oportunidad política. Tiene poco que perder, y una cuota no desdeñable de opinión que ganar. En una situación tan bloqueada, cualquier elemento liberador sería excelentemente recibido por la ciudadanía.