sábado, 2 de febrero de 2019

EL DINERO NO DA LA FELICIDAD


El Banco de España ha dicho que la subida del salario mínimo no ayudará a corregir las desigualdades sociales (1). Las causas de las desigualdades son otras: a saber, en definitiva, las pocas horas trabajadas debido a que el empleo es poco, y la rotación mucha.

La frase es bonita, y tiene un eco evangélico. En aquella época tenían el problema inverso con la contratación laboral, según consta de forma fehaciente en los escritos: “La mies es mucha, y los segadores pocos.”

Hoy, muy al contrario, la mies es poca, y los aspirantes a segadores se encuentran por capazos.

Al gobernador del Banco de España, señor Hernández de Cos, le ha faltado añadir a su discurso que el dinero no da la felicidad. Era la conclusión obvia, pero había que decirla. Se la dejó en el tintero, y eso ha sido para mí una pequeña decepción.

Lo demás está ahí. Por la gaita de subir el salario mínimo vamos a perder 125.000 puestos de trabajo. (Lo ha dicho así, “puestos de trabajo”, como si tal cosa existiera aún en otra parte que en los papeles de los economistas. Los puestos de trabajo vienen a ser hoy ─permítanme la licencia de parafrasear al premio Nobel Gabriel García Márquez, que empleó la expresión en referencia a otra cosa, creo que al amor en los tiempos del cólera─ como los cuartos de una casa de putas: se alquilan por horas.)

Puede que los ejem en cuestión perdidos sean más, incluso, que los apuntados a ojo de buen cubero por Hernández de Cos; el montante exacto no está claro, lo ha dicho él mismo, porque los estudios que lo afirman vienen de Estados Unidos, y es difícil extrapolar. Si eso es así, señor gobernador, y no lo pongo en duda, ¿por qué lo anuncia con tanto trompeteo? Si tan difícil resulta extrapolar lo que pasa aquí según lo que sucede en Estados Unidos, también podría resultar que los ejem perdidos fueran menos a fin de cuentas. ¿O no?

“El impacto de la subida del SMI sobre el empleo no es concluyente”, es lo que ha dicho en sustancia el señor gobernador. Vaya un pico de oro. Pero ha alertado de que los jóvenes mejorados por la medida del Gobierno manirroto, teniendo en el bolsillo 900 eurazos cada mes, “van a perder el incentivo a educarse”.

Menos mal que a él de joven le restringieron la paga y no le dejaron perder el incentivo a educarse. Ese portento habríamos perdido.