El Banco de España ha dicho que la subida del salario
mínimo no ayudará a corregir las desigualdades sociales (1). Las causas de las
desigualdades son otras: a saber, en definitiva, las pocas horas trabajadas
debido a que el empleo es poco, y la rotación mucha.
La frase es bonita, y tiene un eco evangélico. En
aquella época tenían el problema inverso con la contratación laboral, según
consta de forma fehaciente en los escritos: “La mies es mucha, y los segadores
pocos.”
Hoy, muy al contrario, la mies es poca, y los aspirantes a segadores se encuentran por capazos.
Hoy, muy al contrario, la mies es poca, y los aspirantes a segadores se encuentran por capazos.
Al gobernador del Banco de España, señor Hernández de
Cos, le ha faltado añadir a su discurso que el dinero no da la felicidad. Era la conclusión
obvia, pero había que decirla. Se la dejó en el tintero, y eso
ha sido para mí una pequeña decepción.
Lo demás está ahí. Por la gaita de subir el salario
mínimo vamos a perder 125.000 puestos de trabajo. (Lo ha dicho así, “puestos de
trabajo”, como si tal cosa existiera aún en otra parte que en los papeles de
los economistas. Los puestos de trabajo vienen a ser hoy ─permítanme la
licencia de parafrasear al premio Nobel Gabriel García Márquez, que empleó la
expresión en referencia a otra cosa, creo que al amor en los tiempos del
cólera─ como los cuartos de una casa de putas: se alquilan por horas.)
Puede que los ejem en cuestión perdidos sean más, incluso,
que los apuntados a ojo de buen cubero por Hernández de Cos; el montante exacto
no está claro, lo ha dicho él mismo, porque los estudios que lo afirman vienen
de Estados Unidos, y es difícil extrapolar. Si eso es así, señor gobernador, y
no lo pongo en duda, ¿por qué lo anuncia con tanto trompeteo? Si tan difícil resulta
extrapolar lo que pasa aquí según lo que sucede en Estados Unidos, también
podría resultar que los ejem perdidos fueran menos a fin de cuentas. ¿O no?
“El impacto de la subida del SMI sobre el empleo no es
concluyente”, es lo que ha dicho en sustancia el señor gobernador. Vaya un pico
de oro. Pero ha alertado de que los jóvenes mejorados por la medida del
Gobierno manirroto, teniendo en el bolsillo 900 eurazos cada mes, “van a perder
el incentivo a educarse”.
Menos mal que a él de joven le restringieron la paga y no
le dejaron perder el incentivo a educarse. Ese portento habríamos perdido.