domingo, 10 de febrero de 2019

"SENCILLAMENTE, CALVO RECULÓ"



Santiago Abascal, en una actuación reciente para Walt Disney Inc.

El último “relato” fletado por el procesismo como globo sonda decía que el gobierno de Pedro Sánchez, agredido desde la derecha, acorralado desde la izquierda y desgarrado en sus propias filas, pondría a la desesperada sobre la mesa de negociación la posibilidad de un referéndum de autodeterminación para Cataluña, a cambio del apoyo indepe a los presupuestos generales del Estado.

No ha habido tal. Carmen Calvo ha propuesto mantener la mesa bilateral de negociación a cambio del apoyo a los presupuestos, pero sin colocar sobre esa mesa ninguna otra posibilidad. Esta ha sido su respuesta, en forma de ultimátum. Si no hay apoyo catalán a los presupuestos, no hay tampoco mesa bilateral de negociación.

El choque de trenes se produjo el jueves pasado al mediodía. «Los independentistas no entendieron el momento y rechazaron una propuesta muy razonable», dice Calvo. «Sencillamente, Calvo reculó», contestan Aragonès y Artadi. Ninguna de las dos afirmaciones es enteramente cierta. De un lado, Calvo no reculó sino que se plantó en su apuesta y pidió ver las cartas. Del otro, no hubo técnicamente rechazo de la propuesta; de la Generalitat bicéfala no salió ni un sí ni un no. Se dejó pasar el plazo fijado sin dar una respuesta. Es un lance engorroso pero no descartable, cuando se está jugando al póker mentiroso.

Posiblemente, el fiasco conduce a un superdomingo de fin de mayo en el que las generales se sumarán a las municipales y las europeas. No es una solución mala, en principio, porque el ambiente se ha clarificado bastante mientras tanto. El show del tripartito del apocalipsis en la plaza de Colón ha concluido en gatillazo. Dado que los tres tenores optaron para reservarse para días mejores, y habida cuenta de la retahíla de mentiras atribuidas al Gobierno de la nación en la declaración anexa presentada con escaso oficio por tres ilustres mindundis periodistas, el recorrido de la iniciativa está agotado. A los cuarteles generales les costará encontrar otro elemento de movilización más promisorio que la balcanización de Cataluña.

El procesismo, por su parte, debe una explicación a sus bases, y esa explicación, como le sucedía al alcalde de la película de Berlanga, la tendrá que pagar. No es seguro que las bases reciban la explicación debida, y el novísimo “relato” que la sostenga, con ánimo sereno y mentalidad positiva. Al mal pagador, todas las prendas que se le exijan le van a doler.

Esta es la escena, a las cinco en punto de la tarde del día 10 de febrero. Todos los dinosaurios están todavía ahí. Todos han despertado de su sueño, y se han visto, y se reconocen a sí mismos como dinosaurios. Pasamos al acto siguiente.

Para mantener vivo el tinglado de la antigua farsa, será necesario un nuevo travestismo de las fuerzas de la derecha españolista y de la derecha procesista catalana. Un travestismo todavía más rocambolesco. O "strombolesco". El gran peligro para ellos, que los últimos sondeos apuntan discretamente, es que el público se aburra definitivamente de la función.