martes, 26 de febrero de 2019

QUÉ SIGNIFICA "DEMOCRACIA INDUSTRIAL"

Pasos a la izquierda


Está en la red el número 15 de la revista digital Pasos a la Izquierda, el primero en el que ha participado como editor el historiador Steven Forti, junto a la dupla habitual Aristu y Lecea. El contenido del número hace honor al título de la publicación: es un repaso cariñoso pero fuertemente crítico de lo que las izquierdas están haciendo ahora mismo aquí, y también un poco más allá, en la Europa del Sur.

Hay donde elegir, en sus páginas digitales. Por querencia personal voy a comentar, entre todas las ricas posibilidades que se ofrecen, la aportación de Antonio Baylos, que el lector puede encontrar clicando aquí: http://pasosalaizquierda.com/?p=4578

El tema ya había aparecido en estas páginas: el comité de empresa de CAF de Beasain cuestionó un contrato de la compañía con el Estado de Israel para construir ferrocarriles que debían unir entre ellos asentamientos ilegales de colonos, a través de territorio palestino.

La resolución es un dato nuevo, y José Luis López Bulla (en adelante JLLB) no dudó en calificarlo de “histórico”.

Es histórico, en efecto, en la medida en que abre la puerta a una dimensión sindical teorizada muchas veces, pero hasta ahora no incluida entre las buenas prácticas de las organizaciones en concreto.

Recurro en la argumentación siguiente a un texto canónico de JLLB, “La parábola del sindicato” (1). Dice, en el apartado 3.2:

«Entiendo que es preciso superar que el dador de trabajo tenga todo el poder a la hora de fijar la organización del trabajo. En ese sentido es fundamental que se proponga el instrumento de la «codeterminación»; si se lee e interpreta adecuadamente se verá que no estamos hablando de la cogestión que, a mi entender, ni está ni afortunadamente se la espera. Entendemos la  cotederminación  como  la fijación negociada, como punto de encuentro, entre el sujeto social y el empresario, anterior a decisiones "definitivas" en relación, por ejemplo, a la innovación tecnológica, al diseño de los sistemas de organización del trabajo y de las condiciones que se desprenden de ella. A mi juicio, la codeterminación es el derecho más importante a conseguir en el centro de trabajo.» 

No está específicamente planteada en este texto la cuestión de un trabajo que vulnere derechos sustanciales de personas  o grupos, pero el tema encaja a la perfección en lo que aquí se dice. El fondo del asunto, en todos los casos, afecta a lo que se viene llamando por unos “democracia industrial” y por otros, en un sentido más amplio, “democracia económica”. Afecta también, faltaría más, y este es un tema especialmente importante y delicado, a la independencia del sindicato.

La independencia sindical no se predica solo de la relación con uno o más partidos políticos que ejercen de amorosa guía de los trabajadores (doblemente) subordinados en los vericuetos de las decisiones propiamente políticas. La independencia se refiere también a las «decisiones “definitivas”» que se deberían tomar en el centro mismo de trabajo en relación con la naturaleza y el destino de aquello que se produce en los plazos, en las condiciones y mediante las técnicas codeterminadas entre la alta dirección, de un lado, y el general intellect de la empresa, por otro.

Un lejano precedente del tema lo trae a colación JLLB en el mismo texto citado:

En el epistolario de Bruno Trentin se encontró una carta que Trentin dirigió a Palmiro Togliatti el 2 de febrero de 1957. En ella el sindicalista responde a Togliatti sobre una intervención en el Comité Central del PCI. El secretario general comunista afirmó que «no correspondía a los trabajadores tomar iniciativas para promover y dirigir el progreso técnico» y que «la función de propulsión en torno al progreso técnico se ejerce únicamente a través de la lucha por el aumento de los salarios». Trentin no está de acuerdo y le escribe a Togliatti:  «Francamente, nosotros pensamos que la lucha por el control y una justa orientación de las inversiones en la empresa presupone en muchos casos una capacidad de iniciativa por parte de la clase obrera sobre los problemas relacionados con el progreso técnico y la organización del trabajo, intentando quitar al patrón la posibilidad de decidir unilateralmente sobre la entidad, las orientaciones, los tiempos de realización de las transformaciones tecnológicas y organizativas».

En la controversia entre Togliatti y Trentin están en juego las dos independencias, la del partido y la del patrón. Desde el orgullo justificado del líder de un partido obrero de masas, Togliatti define campos de actuación: la promoción y dirección del progreso técnico corresponde al partido, la presión salarial al patrón desde abajo, al sindicato. Es la traslación de las ideas de F.W. Taylor a la política: un estamento dirigente que piensa, y una base ejecutante que obedece. Trentin ve las cosas de otro modo, y su punto de vista se sostiene incluso mucho mejor ahora que tanto la organización fordista del trabajo como los partidos obreros de masas están arrumbados en el taller de desguace de la historia.

JLLB propone que el tema de la codeterminación en los centros de trabajo esté presente en todas las plataformas negociadoras de los sindicatos. No es una cuestión cualquiera. De momento, la resolución del comité de CAF supone un hito histórico en un tema que representa a medio plazo algo así como, y no creo exagerar, el ser o no ser de las organizaciones democráticas (sindicatos, genéricamente hablando, los hay de muchos tipos, incluso sindicatos del crimen) creadas de forma autónoma por los trabajadores para la defensa de sus intereses legítimos.

De “todos” sus intereses legítimos. Entre ellos, del destino y la utilidad que va a tener en el mundo exterior su aportación laboral hecha desde el lugar de trabajo.