Si la hipocresía es
el homenaje que el vicio rinde a la virtud, según frase de no sé quién (me
suena Oscar Wilde, pero no me hagan mucho caso),
los escándalos que destapa el periodismo de investigación cavernaria vienen a resultar
también homenajes florales a sus víctimas señaladas.
Le ha tocado el
turno ahora mismo al desenfreno estival de Manuela
Carmena. Según La
Razón, mientras tanta gente
padece estrecheces, ella se ha largado de vacaciones a todo lujo, gastando el
oro y el moro en una urbanización exclusiva que debería estar vedada a la
chusma de Podemos. En la realidad alquilaron la finca en cuestión entre ocho
familias, no hubo invitación de nadie, no se pagó el alquiler con dineros
públicos, y cuando saltó la noticia a la calle la alcaldesa madrileña estaba ya
de vuelta en su despacho, dispuesta a arremangarse para seguir al servicio de
la gente que sufre la crisis.
Da igual. El
periodismo de investigación tiene una meta, y no cejará en el empeño hasta
alcanzarla. Mañana será un concejal socialista que se ha comprado una lubina
fresca en lugar de recurrir a la sección de congelados; pasado mañana un
candidato de IU sorprendido en trance de hurgarse la nariz en unos aseos
públicos; al otro día, un activista de la PAH que dejó a deber un café en el
bar de la esquina porque no llevaba suelto.
Todo para demostrar
que los pretendidos honestos no son más que corruptos travestidos. Bárcenas, Granados o González
son gente bragada, que salta al ruedo con soltura y recorta a la autoridad
fiscal a cuerpo limpio, mientras que Errejón, o Carmena, hacen lo mismo a escondidas, ocultos detrás
del burladero. De cuál burladero, es lo de menos. (¡Ah, las metáforas taurinas!
Tendré que reprimir mi tendencia a utilizarlas, sobre todo después de un verano
tan aciago como estamos teniendo, con la proliferación descontrolada de los
encierros y las capeas de pueblo.)
Pues muy bien. Nos
damos por enterados de la sustancia de su argumento, queridos voceros de La Razón. Pero enchufen el
ventilador por asuntos de mayor sustancia, si no es demasiado pedir, porque su scoop sobre Carmena ha acabado por tener
un inconfundible aire de familia con los reportajes profusamente ilustrados de Hola cuando la familia real
acude a su cita anual con Marivent.