Habrá que esperar
al último pleno de la legislatura para que el gobierno catalán atienda a una
ILP sobre la emergencia habitacional y la pobreza energética, promovida por la
PAH, la Alianza contra la pobreza energética y el Observatorio DESC. Lo hará
por el procedimiento de urgencia, después de cuatro años de torpedear todas las
iniciativas sociales en el mismo sentido e incluso de legislar en sentido
contrario. Nos lo cuenta, mejor de lo que yo sabría hacerlo, Milagros Pérez Oliva en http://blogs.elpais.com/cosas-que-importan/2015/07/pp-y-ciu-un-giro-social-poco-cre%C3%ADble.html.
Da la sensación de
que los gobernantes están convencidos de que la ciudadanía solo en fechas
preelectorales está pendiente de lo que hacen ellos. No es así, sino
exactamente al revés: son los gobernantes quienes no visualizan a sus
gobernados hasta que no los ven revestidos de la función de electores. Hasta
ese momento, lo único que perciben son las presiones de los lobbys (las eléctricas,
la banca… ¿han visto en la prensa que la banca española ha aumentado sus
ganancias en casi un 50% en el primer semestre de 2015?) y las presiones menos
institucionales pero más insistentes de los “cuñaos”, siempre atentos al “qué
hay de lo mío”. Se utiliza aquí el término “cuñao” en un sentido amplio, en la
estela marcada por José Luis López Bulla en http://lopezbulla.blogspot.com.es/2015/08/la-marca-espana-la-familia-y-una-casa.html.
A última hora, al
humo de las velas, cuando llega el momento de presentar un balance de gestión
con cara y ojos que justifique la pretensión de obtener de nuevo el voto de los
mindundis puteados durante cuatro larguísimos años, algún experto en
mercadotecnia electoral advierte al staff de la necesidad de tener un detalle
con esa gente a la que tanto queremos y que tanto nos quiere: una rebajilla en
el IRPF, un pequeño recorte en el recibo de la luz que ha crecido un 98% en
los diez últimos años, un realojamiento de desahuciados en pisos sociales
después de haberlos vapuleado a conciencia, en tantas ocasiones, con el brazo
armado de los antidisturbios. Todo sea por una nueva mayoría, por las promesas
radiantes y evanescentes que ya sirvieron en la campaña anterior y volverán a
servir, si el voto no lo remedia, para la siguiente.