miércoles, 26 de agosto de 2015

MANDANGAS


Pedro Sánchez Castejón, candidato por el PSOE al gobierno de España, desgranó en el parlamento, en respuesta a los presupuestos del Partido Popular, una batería de propuestas de medidas de choque: están entre ellas desde la renta mínima (“ingreso mínimo vital”) y la elaboración de un nuevo Estatuto de los Trabajadores, hasta la inversión de un 7% del PIB en educación y la bajada del IVA cultural al 5%, pasando por una reforma fiscal y tributaria y, last but not least, la apuesta por las energías renovables y un desarrollo sostenible.
La respuesta del ministro de Hacienda Cristóbal Montoro fue, literalmente: «Mandangas.» La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, más fina, comentó en los pasillos que tenía la sensación de que Sánchez no sabía bien de lo que estaba hablando. Se calló seguramente la siguiente coletilla: “Por lo menos, yo no tengo la menor idea de lo que dice.”
Mariano Rajoy, por su parte, entonó el enésimo capítulo del serial «Yo salvé a España del rescate», e hizo hincapié en la bonanza económica – hay que insistir mucho en ella, para que alguien la vea por fin – y en el hecho de que no tenemos nada que ver con los chinos.
Mariano es único en el cambio repentino de registro y de argumento. En el comienzo de un párrafo lo determinante es el contexto mundial (cuando este presenta signos favorables), y de pronto enlaza sin solución de continuidad con la convicción de que el pararrayos del campanario de la parroquia viene a ser el único valor seguro, si resulta que los cielos de la macroeconomía se han cargado de nubarrones.
En cualquier caso y circunstancia, de la corrupción y el despilfarro no sabe, no contesta. Son mandangas y mamandurrias atizadas por la izquierda populista y radical. Las políticas del Partido Popular son siempre, por definición, las únicas capaces de traer la prosperidad y el progreso al Partido Popular.
El discurso del presidente ha merecido, sin embargo, elogios del Financial Times, que hoy recoge sus propuestas como «un ejemplo para la Eurozona.» Ejemplo de qué, no lo aclara. Ahora bien, yo sospecho que no se trata de un piropo espontáneo, dado gratis et amore. Es sabido que en los escalones mediáticos más prestigiosos del capitalismo financiero las cosas funcionan igual que con los anuncios y las esquelas mortuorias en la prensa normal: un titular a dos columnas tanto, un suelto de opinión tanto, tres líneas calurosamente elogiosas en un artículo editorial tal otro precio. De la misma forma se comportan las chicas que esperan sentadas en sus sillitas plegables a una distancia discreta de la carretera N-II en las cercanías del curso de la Torderola: son capaces de ser muy cariñosas, previo pago de la tarifa correspondiente.