martes, 18 de agosto de 2015

PARÁBOLA DE LA GENTE


He hecho un hueco en mi plan de lecturas veraniegas para releer La gente de Smiley, de John Le Carré. Sin ninguna idea previa. El caso es que pasaron por la tele El Topo, con Gary Oldman personificando a Smiley y Colin Firth a Bill Haydon. El entusiasmo por la cinta me provocó el deseo de volver al mundo de Smiley y paladear de nuevo su culminación.
Y me he encontrado con la historia de un hombre colocado al margen de la institución que ha sido su vida, y empeñado en la resolución de una cuestión pendiente que le resulta personalmente importante pero de la que todos los mandos oficiales abominan. Ante la negativa destemplada de los Enderby, los Lacon y demás altos funcionarios del Circus, Smiley recurre para llevar adelante su investigación a la “gente” que considera “suya”: funcionarios jubilados y enfermos, agentes despedidos y desprestigiados, personas arrumbadas que guardan a pesar de todo en la memoria los meandros de los tiempos en que las cosas se torcieron, en que las redes pacientemente tejidas cayeron o se disolvieron, y las actividades en curso se clausuraron.
Algunos mueren en el intento, pero el colectivo de la "gente de Smiley" es capaz de extraer consecuencias de los fracasos vividos en propia carne y alterar sus resultados porque sus componentes poseen memoria histórica, mientras que la institución que les ha dado cobijo carece de ella, en absoluto. Para las instituciones la memoria es solo un estorbo del que hay que desprenderse en aras de la eficacia operativa.
La forma descrita por Le Carré de operar de la realidad comporta una especie de moraleja no referida solo a la época de la guerra fría, sino de orden más general. A saber: que el cambio en la historia se produce a partir de "gente" inadaptada al funcionamiento normal de las instituciones, porque estas tienden de suyo a la inmovilidad y a la desmemoria.
Hay en esa sugerencia una alabanza específica a la deslealtad, al rechazo de la "pertenencia" como horizonte cardinal de la vida de las personas. Se trata, con todo, tan solo de una hipótesis de trabajo. Sin embargo, vale la pena echar una ojeada a través de ese prisma a las cosas tan enredadas del ahora mismo.