viernes, 7 de agosto de 2015

RETROCESO IMPARABLE


Es de sobra conocido el carácter misceláneo de la lista del Junts pel Sí, o para entendernos sin circunloquios, de la lista electoral de Artur Mas. Por el procedimiento del Embolica que fa fort, se ha conseguido sumar al procès a algunas personas de distintas sensibilidades y ámbitos de procedencia, que tienen en común el deseo de que Cataluña sea independiente… de España, ojo, que aquí no se pone en cuestión la UE, ni la OTAN, ni el FMI. Ni siquiera, al parecer, el TTIP, dado el sentido de los votos de los parlamentarios europeos afines al comistrajo.
La idea de conjunto del futuro del país se ejemplifica con los ejemplos de Austria y de Dinamarca. En una palabra, de países que no se distinguen por nada en particular.
El procedimiento para alcanzar esas cotas de democracia y autogobierno nada sublimes sigue sumido en la indefinición. Se da por descontado el carácter plebiscitario de unas elecciones convocadas con otro fin. Esa torsión jurídica indefendible incluye un guiño para quien quiera entenderlo e interpretarlo así: decimos que esto es de esta manera, pero en realidad es de esta otra, y quien no lo interprete así o discrepe, allá él.
Pero el carácter misceláneo y conjuratorio de la candidatura ad hoc empieza a generar más confusiones de las previstas. Raül Romeva, el cabeza de la lista, acaba de declarar a Catalunya Radio que, si no ganan el 27S las candidaturas abiertamente independentistas, «el retroceso será imparable».
La idea subyacente hasta el momento en la propuesta de la independencia era que tal como estamos no se puede seguir. El bloqueo de la financiación, el recurso permanente de inconstitucionalidad, la presión recentralizadora de las escasas competencias transferidas, hacían de la separación una cuestión de dignidad. El tono de Romeva es significativamente distinto: «La respuesta del Estado será tan beligerante contra Catalunya que la opción de quedarnos como estamos es para mí inimaginable.» He aquí que, de pronto, «la opción de quedarnos como estamos» se convierte en algo lejanamente deseable, por más que se afirme que el poder central la abolirá. La variante ofertada por Romeva significa en el fondo, si no me equivoco, que debemos votar la independencia como única forma posible de quedarnos como estábamos.
El caso es que a muchos no nos satisface seguir igual que estábamos. Votaremos con la intención de cambiar cosas, y no cosas de España, que ese capítulo ya llegará por sus pasos, sino cosas del aquí y del ahora mismo. Para clarificar las posiciones de cada cual desde ese punto de vista, sería útil que Junts pel Sí nos ofreciera un poquito más de programa electoral. No solo no hay ninguna propuesta concreta de gobierno; ni siquiera se acaba de concretar el punto crítico en el porcentaje de votos suficiente para poner en marcha los mecanismos jurídicos de la separación del Estado. Así lo explica Romeva: «Sea cual sea el resultado, habrá que analizar qué quiere decir.»
Es lo más concreto que se nos ofrece. De todo lo demás, incluido el procedimiento a seguir en el caso hipotético de que..., etc., ni una palabra.