jueves, 24 de noviembre de 2016

DE LA CRIMINALIZACIÓN POR ACOSO MEDIÁTICO INTERPUESTO


De los muertos no se debe hablar mal, y no encuentro nada bueno que decir de Rita Barberá, de modo que la única opción en este caso para mí es callar. Solo añadiré que morir en soledad en una habitación de hotel no es, en ningún caso y para nadie, un destino final envidiable.
En todo caso, el incienso quemado en su honor no es de recibo. Ese minuto de silencio puestos en pie en las cortes solo sería aceptable si fuese una norma universal, independiente del color y las circunstancias personales de los padres y las madres de la patria fallecidos/as. No se entiende que el homenaje a los unos sea de cumplimiento obligado para todo el hemiciclo, mientras otros son ignorados porque militaban en formaciones consideradas menos respetables por el hecho de ser más contreras. O todos moros o todos cristianos, es el caso de decir una vez más, y son muchas, porque la ley del embudo es la de mayor rango y la más seguida en el país, con el Tribunal Constitucional dando ejemplo en primera fila.
Y lo que roza la paranoia es santificar a posteriori la larga trayectoria pública de Barberá, que ya no será juzgada por ella, y culpabilizar de su muerte a quienes criticaron comportamientos como el suyo, y exigieron transparencia en la gestión y rendición de cuentas minuciosa a quienes ostentan cargos públicos. Ha sido Cospedal, como de costumbre, quien ha lanzado la primera piedra: “Es que no hay derecho al acoso insufrible de la prensa canallesca (un sector absolutamente residual en el negocio) y de las redes sociales (que si esparcen mierda, es en todas direcciones y sin discriminar) a una persona honesta que lo dio todo por España.”
Sor Angélica de Cospedal no debería desconocer que desde su trinchera se están lanzando campañas venenosas en la prensa y las redes sociales, además de un algo de carácter nebuloso e insidioso que se podría definir como acoso institucional y judicial, en contra de Manuela Carmena, Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Ada Colau, Guillermo Zapata, Rita Maestre, y otros muchos, con mención especial para el sector catalán, en el que se incluyen desde Artur Mas y Xavier Trías, calumniados en sus cuentas corrientes desde las cloacas del Estado, hasta Gerard Piqué y Neymar Jr., culpables ante los medios de desafección a los colores rojo, en el primer caso, y blanco en el segundo.
Tanteando en dirección a los escalones más bajos de la pirámide social, la política de las cúpulas nacional y autonómicas del PP incluye la venta de viviendas protegidas a fondos buitre, el saqueo del fondo de las pensiones, la recogida de numerario para paliar los varios déficit a través de incrementos espectaculares en la factura de la luz – un impuesto indirecto que se resiste a confesar su nombre –, y otras medidas que más sugieren el desgarro de una Andrea Fabra (“¡que se jodan!”) que la moralina de sor Cospedal ante la falta de humanidad del mundo para con Rita. No solo es que haya muchas personas propensas a los infartos debido a esas políticas concretas: es que estadísticamente está comprobado que crece el número de víctimas de fallos cardíacos, y el de suicidios, y el de accidentes caseros directamente relacionados con la precariedad y la indigencia. Si vamos a poner remedio a una cosa, pongámoslo también a todas las demás.