jueves, 8 de diciembre de 2016

GANADORES Y PERDEDORES EN LAS FINANZAS GLOBALES


Un informe elaborado por el grupo de Los Verdes en el Parlamento Europeo señala que el grupo textil Inditex podría haber eludido el pago de 585 millones de euros en impuestos entre 2011 y 2014, gracias a medidas de ingeniería fiscal. El informe ha analizado toda la información disponible en los registros mercantiles europeos, y la ha contrastado con las declaraciones de impuestos publicadas por Inditex. El grupo empresarial encabezado por Amancio Ortega, que es, en función de los flujos y reflujos de las mareas financieras, el hombre más rico del mundo a ratos, ha respondido que «cumple escrupulosamente con la normativa fiscal de los 93 mercados en que está presente», y sostiene que el informe en cuestión parte de premisas equivocadas.
¿Una de las dos partes miente? No necesariamente. El equipo de analistas de Los Verdes europeos, entre ellos grandes conocidos nuestros como Ernest Urtasun (ICV) y Ernest Maragall (ERC), señala que la “elusión” fiscal – palabra que viene del verbo eludir, que se conjuga fiscalmente en un modo distinto que “evadir” –, es hoy por hoy “legal” entre comillas. Quiere decirse que no es ilegal, pero no lo es por falta de una ley directamente aplicable al concepto. Se da en este punto un vacío o laguna en las previsiones de los ordenamientos. Todo viene de una etapa anterior en la que los estados-nación marcaban el paso en la cuestión de los intercambios comerciales internacionales, y eran ellos los soberanos a todos los efectos, con sus ordenamientos jurídicos bien claros, concisos y contundentes. Lo que se podía o no se podía hacer en el terreno fiscal estaba entonces definido con rigor, negro sobre blanco, y quien no cumplía había de atenerse a las consecuencias.
La desregulación de los mercados de capitales ha cambiado las premisas, tal y como señala la respuesta de Inditex al informe. Ahora tenemos de un lado finanzas globales y del otro impuestos estatales; y no es ni mucho menos imposible para las primeras sortear estos últimos, aunque la maniobra es factible solo para las entidades que juegan en la primera división mundial. Los niveles, o escalas, diferentes en los que se mueven negocio y fisco permiten a los actores elegir para cada caso concreto el terreno de juego más adecuado en función de sus conveniencias. Se cumplen “escrupulosamente”, en efecto, las reglas fiscales de los 93 países en los que opera Inditex, pero nadie se va a creer que Holanda, Irlanda, Suiza y Luxemburgo son los mercados de los que el grupo extrae los mayores beneficios, y sin embargo es en ellos donde va a tributar de preferencia.
Nadie dudará, por otra parte, de la honorabilidad sin tacha de Jean-Claude Juncker, que es luxemburgués por pura casualidad, o de Jeroen Dijsselbloem, holandés de pro, en estas cuestiones. Pero una cosa es cierta: la armonización fiscal de las naciones incluidas en el gran mercado común de la Unión Europea debería haber tenido lugar hace bastantes años, y sigue paralizada, atascada en no se sabe bien qué obstáculos. Es este un tema en el que influyen lo suyo las puertas giratorias que ofrecen acceso desde las sedes de los gobiernos a los despachos enmoquetados de las grandes compañías, y a la inversa. En esta curiosa competición deportiva hay, como en todas, grandes ganadores y perdedores catastróficos; pero los resultados no se anuncian nunca por la megafonía de los estadios.