sábado, 17 de diciembre de 2016

NUESTRA QUERIDA EGÁLEO


«Pero como los arcoíris empezaron a escasear, las cebras se trasladaron a la sabana, y en la pradera se construyó nuestra querida ciudad de Egáleo.»
Es la última frase de un cuento escrito en griego por mi nieta Carmelina como deberes del cole. Trata de una cebra blanca, pobre y depauperada, que se comió un arco iris negro, después de lo cual quedó vistosamente rayada, y el arco iris, al perder el negro dominante, se derramó en una explosión de colores que iluminó toda la pradera donde ahora se alza Egáleo. Claro, el fenómeno llamó la atención de hermanas, primas, amigas, y todas se pusieron a merendar arcoíris negros, y así se acabó la magia por falta de existencias.
Estamos en Egáleo otra vez, Carmen y yo. Han venido nuestros nietos a recibirnos al aeropuerto. «Se hace muy largo cuando os esperamos», me ha dicho Mihail. Es un piropo auténtico, dicho con sencillez y sin la menor intención de halagar.
Vamos a pie hasta el Conservatorio, porque hoy intervienen nuestros dos nietos tocando piezas para piano en el conciertillo de navidad. Carmelina me dice: «Tienes suerte de venir ahora, porque es cuando Egáleo está más bonito.»
Es verdad, hay luces navideñas por todas partes, ecos de músicas y olores de asados de carne al pasar delante de los restaurantes populares. En el cruce de Iera Odos con Zibon hay un monumental barco de Agios Vasilis dibujado a base de bombillas de colores. Agios Vasilis es el equivalente de Santa Claus en Grecia, y no llega a las casas en trineo tirado por renos ni en camello como los Magos, sino en barco, como corresponde a un pueblo tradicionalmente marinero.
Es solo una primera impresión, pero el ambiente parece más animado; como si en efecto las cebras blancas de Egáleo, hambrientas y depauperadas, hubieran optado por comerse los arcoíris negros de los últimos años, y provocado esta (modesta) explosión de luz.
He preguntado a Carmelina si pensaba escribir más cuentos y me ha dicho que no. Son solo deberes, y los cuentos ella prefiere leerlos a inventarlos. Seguramente tiene razón.
Felices fiestas a todos.