Una vez acordada la
prioridad política absoluta del corredor Mediterráneo, ahora de lo que se trata, al
parecer, es de decidir por dónde pasa el Mediterráneo. De la geopolítica,
hemos pasado a la clase de geografía a secas. La moción presentada por el PSOE ha configurado
el citado corredor con un trazado que une Algeciras con Barcelona pasando por Sevilla,
los Montes de Toledo, Madrid y Zaragoza. En palabras de un senador valenciano, se
sustituyen los puertos de mar por puertos de montaña.
La rompedora moción
del PSOE, sin embargo, no ha podido ser debatida en el Senado, debido al veto
interpuesto por Unidos Podemos, ERC y Compromís. Una situación que ha
enfurecido a Susana Díaz.
No sé si recuerdan
ustedes a Susana Díaz: es esa chica rubia que se postula con toda ilusión a
unas primarias para liderar su partido, con todo en su contra dado que su doble
condición de mujer y andaluza ha disparado los prejuicios ancestrales de los
varones catalanes y del universo populista en general.
El tema del corredor
Mediterráneo ha dado ocasión de que se exhiban descarnadamente tales
prejuicios. No es que Susana haya sido la ponente de la moción de su partido,
pero ha volcado en el tema todo su dinamismo y su considerable temperamento. La
operación de colocar la línea costera del Mediterráneo entre Despeñaperros y
Tardienta pasando ¡oh casualidad! por Madrid, por donde todo pasa
necesariamente pero no hay playa, era singularmente delicada y estratégica. Los
valencianos no tenían derecho a protestar, porque ellos sí tienen playa y en
cambio, ahora, ya no tienen gobierno del PP.
La retirada final de
la moción ha sido un revolcón para el nuevo PSOE que, de la mano de Susana, se
define a sí mismo como “ganador”. No es extraño que a Susana se le haya
calentado la boca. Esto es lo que ha dicho: «Y así estamos con quienes no saben que
las instituciones sirven para cambiarle la vida a la gente y esa es la
diferencia de la política de la izquierda útil que somos los socialistas y de
la izquierda inútil que actúa como los tontos útiles de la derecha.»
Palabras tan llenas de equilibrio y de sensatez que
huelga comentarlas en esta bitácora. Tan solo me permito destacar la guinda del
pastel, ese “revival” de un viejo concepto, el de los tontos útiles, que tanto
juego dio en el régimen ya fenecido y que ahora podría volver a ser trending topic en un contexto novedoso y
rejuvenecido.
Díaz acaba de dar, o no, un paso de gigante en dirección
a las primarias de su partido. Abran paso.