Hay otra Catalunya, no incluida en los estadillos de la ANC: otra sociedad civil, otra ciudadanía movilizada. En la foto, representantes de los colectivos Libélulas y Mujeres P'Alante se retratan con la estatuilla del premio Aurora Gómez, ayer en la plaza de la Cultura de Bellvitge, en la Festa del Treball Digne de CCOO. (Foto: Carmen Martorell)
La Assemblea
Nacional de Catalunya (ANC), por boca de su actual dirigente principal,
Elisenda Paluzie, ha dado un golpe sobre la mesa para advertir a los partidos
políticos independentistas (los únicos que cuentan para dicha organización) de
que deben solucionar sus discrepancias y alinearse a la chita callando en el
objetivo supremo de “hacer efectiva la república”, un año después de que esta
fuese “legítimamente” proclamada en función de los resultados “inequívocos” del
“referéndum” del 1 octubre 2017. (Habrán observado ustedes la inflación de
comillas en el último párrafo. Es para evitar que se tomen en su sentido
habitual las palabras y los conceptos utilizados sui generis por la señora.)
Considera Paluzie,
en su calidad de portavoz del secretariado nacional de la ANC, que solo es
factible la vía unilateral para llegar al resultado deseado, una república
catalana “efectiva”, sea ello lo que fuere. Y que para poder alcanzar esta meta,
«hay que alinear al Govern, Instituciones, sociedad civil y ciudadanía
movilizada.»
La incompetencia
del president Torra está resultando ya demasiado obvia incluso para sus
incondicionales, de modo que Paluzie le pide, literalmente: «Quien no se vea
capaz, que dé un paso al lado.» No obstante, no propone nuevas elecciones; con
lo que hay, considera que ya tiene suficiente: «Creemos que ahora mismo las
elecciones no cambian nada. Pedimos a los 70 diputados soberanistas que tracen
un plan y una estrategia unitaria y que sea creíble. La situación se puede
reconducir.»
Remarco, por si a
alguien le ha pasado inadvertido, que a pesar de nombrar antes a las
Instituciones, con mayúscula, Paluzie se dirige de forma específica a los “70
diputados soberanistas” y no al Parlament. La institución es el Parlament, señora,
no la mayoría numérica del Parlament escindida del resto. Cualquier institución
democrática incluye en sí misma a la leal oposición. Eso se estudia en política
en el nivel de párvulos.
Sorprende en todo
caso que desde la ANC, que no forma parte del govern ni de las instituciones y
difícilmente puede representar a la sociedad civil, sino solo a una parte de la “ciudadanía
movilizada” (comillas de nuevo, con lo que quiero ahorrar la coletilla del “sea
ello lo que fuere”), dé la orden de alinearse, en modo cuartelero, a todo el
resto. La plebe viene a sustituir al demos,
por lo que solo ficticiamente puede hablarse de democracia en la Cataluña
soñada por la ANC. Ni cuadran los números, ni hay concierto de voluntades, ni
se ha dado un debate constructivo sobre el asunto, ni se prevé una votación
contrastada con las garantías habituales que exigen todos los pueblos
civilizados de algunos siglos a esta parte. Solamente con lo que hay, al
parecer, basta para tirar millas.
Paluzie lanza su
clarinazo y vocea la orden del día desde el rincón oscuro por donde circulan
los escuadristas encapuchados. La dignidad de Cataluña requiere una respuesta
en consonancia.
Democrática; no
plebiscitaria.