En mitad de varias
lecturas de fondo acerca de la naturaleza de la izquierda, de su superioridad
moral y de su caída en la trampa de la diversidad, tropiezo con una tribuna de
Sami Naïr en elpais que lleva el siguiente título: «¡La ‘izquierda’ reaccionaria
existe!»
Lleva razón Naïr, y
no hacía falta entrecomillar el término ‘izquierda’. Tenemos la costumbre
inveterada de concebir la izquierda como un lugar concreto, o mejor aún como un
ejército en orden de batalla. Luego se hacen distinciones: la izquierda ‘clásica’,
la ‘nueva’ izquierda, la izquierda ‘populista’, y ahora ¿por qué no? la
izquierda ‘reaccionaria’. Es posible todo ello, dado que la izquierda es un término
meramente orientativo: si nos colocamos mirando al sur, tendremos a nuestra
izquierda el sol que amanece; si nos volvemos hacia el norte, quedará a nuestra
derecha. Dice Íñigo Errejón que la izquierda es una metáfora «para agrupar a
los partidarios de un orden más justo». La afirmación no basta, sin embargo,
porque todos los sustantivos incluidos en ella resultan discutibles: habremos
de ponernos de acuerdo primero sobre lo que es justo, qué orden sería deseable,
qué significa ser partidarios, e incluso cómo se hace eso de agrupar.
Si existe realmente
un territorio de la izquierda, se parece a un acerico atravesado en todas
direcciones por contradicciones y transversalidades. No mejora las cosas la
propuesta del propio Errejón de hablar de ‘los de abajo’, porque el abajo no tiene
menos estratos y diferenciaciones, y llegado el caso esas diferenciaciones importan
mucho.
Jordi Gracia ha
intentado llegar a conclusiones sobre la izquierda ‘del siglo XXI’ (otra
subdivisión interna del concepto) en un panfleto ─ en el buen sentido de la
expresión ─ ingenioso y tal vez un poco pasado de cubatas, Contra la izquierda (Cuadernos Anagrama). Algunas de sus afirmaciones
resultan sorprendentes: «La izquierda ha perdido el discurso porque la Historia
se ha terminado ─ Fukuyama sabía lo que decía, tenía razón ─ …» O bien esta
pincelada poco menos que definitiva: «El nuevo capitalismo ha ganado por
goleada, pero ha añadido todavía una vuelta de tuerca más… Ha logrado inculcar
la culpa a la izquierda por su pecaminosa propensión a ser de izquierdas
mientras cambia de casa y de coche y consume vinos caros y calza zapatos carísimos.
La izquierda, hoy, también es capitalista.»
En el tsunami
neoliberal que todo lo arrasa, en consecuencia, la izquierda quedaría reducida
a un papel subalterno en el que solo se le permitirían tímidas gesticulaciones
estéticas, lastradas de otro lado por la mala conciencia.
Pero esa es solo la
izquierda ‘bienestante’, permitan que añada otro calificativo a la panoplia.
También está la izquierda de la precariedad, del horizonte de la miseria
creciente, de la rabia. La que no da por acabada la Historia por más que no vea
salida al mundo como es, y aunque no alcance a razonar políticamente con frialdad. Una
izquierda potencial que se inclina en ocasiones por la opción más drástica
entre las distintas derechas, incluso desde la ‘mala conciencia’, también en
este caso, de que esa opción va directamente contra sus intereses. «Muera
Sansón, y mueran con él todos los filisteos», sería el lema catastrofista de la
izquierda virtual de la impaciencia y del derrumbe.
Son los soldados de
la izquierda derrotada que votaron a Trump y a Salvini, no porque estuvieran de
acuerdo con su línea de actuación, sino porque, desesperanzados en cuanto a sus
propias expectativas de futuro, esperaban de los líderes populistas que dieran
caña al establishment, cuanta más
mejor.
La izquierda que ahora
ha votado a Bolsonaro. ¿O es que creemos que los salvapatrias de turno no
alimentan sus ambiciones con votos venidos del territorio de la izquierda, de
la ‘izquierda reaccionaria’ como la define Sami Naïr?
Posdata.- Colgado ya este post, veo en Nueva Tribuna un artículo de Francisco Saura Pérez que encuentro coincidente en todo con las anteriores reflexiones sobre la izquierda 'reaccionaria' y la izquierda inerme que trata de ascender desde los subterráneos de la Historia en el momento en que algunos nos aseguran que la Historia ya se ha acabado. Es este: https://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-saura-perez/una-parte-de-la-izquierda/20181008113141156306.HTML
Posdata.- Colgado ya este post, veo en Nueva Tribuna un artículo de Francisco Saura Pérez que encuentro coincidente en todo con las anteriores reflexiones sobre la izquierda 'reaccionaria' y la izquierda inerme que trata de ascender desde los subterráneos de la Historia en el momento en que algunos nos aseguran que la Historia ya se ha acabado. Es este: https://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-saura-perez/una-parte-de-la-izquierda/20181008113141156306.HTML