lunes, 8 de octubre de 2018

LA IZQUIERDA SUBALTERNA


En mitad de varias lecturas de fondo acerca de la naturaleza de la izquierda, de su superioridad moral y de su caída en la trampa de la diversidad, tropiezo con una tribuna de Sami Naïr en elpais que lleva el siguiente título: «¡La ‘izquierda’ reaccionaria existe!»
Lleva razón Naïr, y no hacía falta entrecomillar el término ‘izquierda’. Tenemos la costumbre inveterada de concebir la izquierda como un lugar concreto, o mejor aún como un ejército en orden de batalla. Luego se hacen distinciones: la izquierda ‘clásica’, la ‘nueva’ izquierda, la izquierda ‘populista’, y ahora ¿por qué no? la izquierda ‘reaccionaria’. Es posible todo ello, dado que la izquierda es un término meramente orientativo: si nos colocamos mirando al sur, tendremos a nuestra izquierda el sol que amanece; si nos volvemos hacia el norte, quedará a nuestra derecha. Dice Íñigo Errejón que la izquierda es una metáfora «para agrupar a los partidarios de un orden más justo». La afirmación no basta, sin embargo, porque todos los sustantivos incluidos en ella resultan discutibles: habremos de ponernos de acuerdo primero sobre lo que es justo, qué orden sería deseable, qué significa ser partidarios, e incluso cómo se hace eso de agrupar.
Si existe realmente un territorio de la izquierda, se parece a un acerico atravesado en todas direcciones por contradicciones y transversalidades. No mejora las cosas la propuesta del propio Errejón de hablar de ‘los de abajo’, porque el abajo no tiene menos estratos y diferenciaciones, y llegado el caso esas diferenciaciones importan mucho.
Jordi Gracia ha intentado llegar a conclusiones sobre la izquierda ‘del siglo XXI’ (otra subdivisión interna del concepto) en un panfleto ─ en el buen sentido de la expresión ─ ingenioso y tal vez un poco pasado de cubatas, Contra la izquierda (Cuadernos Anagrama). Algunas de sus afirmaciones resultan sorprendentes: «La izquierda ha perdido el discurso porque la Historia se ha terminado ─ Fukuyama sabía lo que decía, tenía razón ─ …» O bien esta pincelada poco menos que definitiva: «El nuevo capitalismo ha ganado por goleada, pero ha añadido todavía una vuelta de tuerca más… Ha logrado inculcar la culpa a la izquierda por su pecaminosa propensión a ser de izquierdas mientras cambia de casa y de coche y consume vinos caros y calza zapatos carísimos. La izquierda, hoy, también es capitalista.»
En el tsunami neoliberal que todo lo arrasa, en consecuencia, la izquierda quedaría reducida a un papel subalterno en el que solo se le permitirían tímidas gesticulaciones estéticas, lastradas de otro lado por la mala conciencia.
Pero esa es solo la izquierda ‘bienestante’, permitan que añada otro calificativo a la panoplia. También está la izquierda de la precariedad, del horizonte de la miseria creciente, de la rabia. La que no da por acabada la Historia por más que no vea salida al mundo como es, y aunque no alcance a razonar políticamente con frialdad. Una izquierda potencial que se inclina en ocasiones por la opción más drástica entre las distintas derechas, incluso desde la ‘mala conciencia’, también en este caso, de que esa opción va directamente contra sus intereses. «Muera Sansón, y mueran con él todos los filisteos», sería el lema catastrofista de la izquierda virtual de la impaciencia y del derrumbe.
Son los soldados de la izquierda derrotada que votaron a Trump y a Salvini, no porque estuvieran de acuerdo con su línea de actuación, sino porque, desesperanzados en cuanto a sus propias expectativas de futuro, esperaban de los líderes populistas que dieran caña al establishment, cuanta más mejor.
La izquierda que ahora ha votado a Bolsonaro. ¿O es que creemos que los salvapatrias de turno no alimentan sus ambiciones con votos venidos del territorio de la izquierda, de la ‘izquierda reaccionaria’ como la define Sami Naïr?


Posdata.- Colgado ya este post, veo en Nueva Tribuna un artículo de Francisco Saura Pérez que encuentro coincidente en todo con las anteriores reflexiones sobre la izquierda 'reaccionaria' y la izquierda inerme que trata de ascender desde los subterráneos de la Historia en el momento en que algunos nos aseguran que la Historia ya se ha acabado. Es este: https://www.nuevatribuna.es/opinion/francisco-saura-perez/una-parte-de-la-izquierda/20181008113141156306.HTML