viernes, 26 de julio de 2019

EN SEPTIEMBRE O NUNCA


Puestos a malas, asumida y digerida toda la carga de humillación personal de Pablo Iglesias sumada a la quiebra de las expectativas de compartir de tú a tú el poder con el PSOE rampante, ¿no habría sido preferible que Unidas Podemos votara Sí a Pedro Sánchez, en la votación de investidura de ayer, en segunda vuelta?

Es la pregunta que se hace Javier Aristu, en un artículo de opinión lleno de sugerencias sensatas (1). Josep Tarradellas, en su momento, se tragó todos los sapos que le había dedicado Adolfo Suárez y posibilitó la salida de una situación sin salida para Cataluña en la frágil democracia reinstaurada.

Es posible aún recurrir a una solución heroica de ese tipo en septiembre: un gobierno de centro (imagino que nadie seguirá pensando en este PSOE como la “izquierda”, después de la confesión de Carmen Calvo de que no podían ceder la cartera de Trabajo para no preocupar a la CEOE) con apoyo exterior, acompañado de una presión férrea, por parte de la izquierda multiforme, no confundir con Iglesias & Montero Sociedad Limitada.

Es dudoso, sin embargo, que Sánchez mantenga la consideración de socio prioritario para UP en septiembre. Sus declaraciones indican que va a ir por otro camino: explorar vías de entendimiento con Cs y PP.

Mientras, proseguirá el deterioro paulatino de la situación global. Boris Johnson ha sucedido a Theresa May, y anuncia un Brexit "como sea" para el 31 de octubre. Se agudizará la guerra comercial entre las potencias; Europa prepara una subida multimillonaria de aranceles en defensa de su producción automovilística. Draghi anuncia una nueva bajada de los tipos de interés para facilitar aún más el endeudamiento sin fin de las familias, mientras mantiene puesta la proa al endeudamiento de los recursos públicos dirigido a aprontar recursos para la mejora del bienestar social. Seguirán sin derogarse en España las reformas laborales que han descuadrado y desquiciado el marco de negociación colectiva, y extendido la precariedad laboral hasta extremos insostenibles. El Supremo dictará las sentencias correspondientes a los políticos catalanes que jugaron a la independencia unilateral; serán, según todos los indicios, sentencias duras.

Vienen tiempos de endurecimiento climático, y me refiero ahora al clima político. Cada especie se refugiará en su propio nicho ecológico, atrancará las puertas y cerrará herméticamente las ventanas a los vientos que soplen de fuera.

Sánchez e Iglesias nos han hecho al alimón un tremendo descosido. A menos que, después de suspender en julio, sean capaces de estudiar con más ahínco la asignatura y pasar la reválida en septiembre.

Tanto para Sánchez como para Iglesias, la disyuntiva ahora mismo es: o en septiembre, o nunca.