Edgar Lawrence Doctorow (Nueva
York 1931 – id. 2015), fotografía autografiada.
Esta es la
declaración de amor más loca que he leído en los últimos tiempos. La pongo aquí
en lugar de la mía propia a mi Carmen, cuyo día del santoral (signifique eso lo
que signifique) cae hoy mismo, y que también fue bastante loca, pero eso entra
en el secreto del sumario.
La que transcribo
corresponde a una novela extraña de E.L. Doctorow (todas las novelas de
Doctorow son “extrañas” de una forma u otra; se las recomiendo si no les
importa mucho sentirse desconcertados). Se trata de “El Lago”, Miscelánea 2011, traducción de Iris Menéndez. El pasaje
aparece en la p. 192. Joe de Paterson habla a Clara Lukacs:
«Me senté a su lado en el borde de la cama y le
susurré al oído:
─Tú no comprendes lo que me has hecho. ¡A mí, el
chico de la feria de atracciones! Estás haciendo de él un hombre honrado, es
horrible. Siento estos malditos deseos de trabajar para mantenerte, de hacer
una vida contigo, quiero que vivamos juntos en algún sitio, no me importa dónde,
aunque sea en el Polo Norte, haré cualquier cosa para proporcionarte bombones y
novelas francesas, Clara, y todo es culpa tuya.
─¡Estás loco, este muchacho está loco!
…
─¿Tienes algo mejor que hacer? ─le dije.
─Es para echarse a llorar.»
(Off the record,
disculpen el espoiler, les diré que la relación entre los dos jóvenes no acaba como parecería lógico a
partir de este fragmento.)