martes, 14 de julio de 2020

LA INSUMISIÓN DE LA JUEZA

Si no les gustan los principios del president Torra, no se preocupen: tiene otros. Igual le pasaba a su maestro en el arte de destruir la lógica para hacer reír, pero de los dos, Groucho siempre fue el gracioso.

De predicar la insumisión contra las instituciones, Torra ha pasado de pronto a predicar la institución contra las insumisiones (de la jueza de guardia).

A la jueza no le salían las cuentas: no se puede confinar si no hay un estado de alarma declarado. Pero el estado de alarma solo lo puede declarar el gobierno, y Torra es partidario de la insumisión contra todo lo que diga el gobierno. Todo lo que ordene el gobierno es 155. Vade retro, Satanna!

El resultado es una sopa de ganso. La jueza no admite la alarma porque falta el aval de la autoridad competente; el Vicari niega la mayor ─es decir, que la autoridad sea competente, ¡a él le van a venir con competencias!─ y reclama su propia autoridad desautorizada frente a la insumisión rigorista de la jueza. Pilar Rahola, la fina musa del neoprocesismo, aparece de improviso en escena con dos huevos duros. Desparrame total. Telón.

No digo que no sea divertido, pero solíamos pensar en Cataluña de otra manera, con cierta épica, tal vez como en aquella película militante de Visconti, Rocco e i suoi fratelli, que narraba la epopeya de la conquista de la ciudadanía y de la dignidad a través del trabajo, por parte de gentes llegadas en masa a un Eldorado de oportunidades, desde otros lugares donde esas oportunidades no existían aún.

Cataluña fue admirable entonces, incluso con Jordi Pujol al mando y pese a lo que sabíamos ya entonces y lo que luego hemos sabido por añadidura sobre Jordi Pujol. Pero este president número 131 de la Generalitat oficial pasará a la Historia (en nota a pie de página y en cuerpo de letra minúsculo) con el sobrenombre de “el Vicari”. Y será bueno pasar página pronto sobre su ¿mandato?, porque ya jié, y aquí lo dejo.