jueves, 9 de julio de 2020

UN CONSEJO LITERARIO PARA POLÍTICOS



El día 23 de este mes se cumplirán veinte años de la muerte de Carmen Martín Gaite, uno de los puntos álgidos de nuestra literatura del pasado siglo y una de mis debilidades de siempre como lector.

Creo que lo he leído todo de ella, pero podría quedar aún algún título suyo en un rincón desconocido para mí. En cualquier caso, como celebración veraniega de una prosa que admiro, y más aún, estimo en mucho, estoy releyendo “Nubosidad variable”.

Y allí me encuentro (pág. 264) con un soliloquio que Mariana León se da a sí misma, pero que tiene un alcance más general y una aplicabilidad particular a la política. Transcribo:

«Tus fantasías están llegando demasiado lejos, a un sitio donde casi no hay aire, donde se pierde el sentido de las distancias. No dejes que te perturben el presente, cuyo disfrute consiste, como muy bien sabes, en el ajuste del pensamiento, en revisar cómo anda de maquinaria antes de echarlo al mar de los sueños. La fantasía y la lógica tienen que ir cogidas de la mano como dos hermanas, para que el universo no se trague su barca… Prueba a escucharlo por primera vez, como si te lo dijera alguien a quien quieres mucho, inyéctatelo en vena.»

En donde dice “fantasía” podría ponerse sin merma de sentido “utopía” o “programa de máximos”. La idea es la misma: la realidad es siempre un obstáculo duro, de aristas cortantes, con el que nos vemos obligados a negociar de forma permanente: o nos dejamos jirones en ella, o nos dejamos la vida entera.

Las construcciones sobre el papel sirven, todo lo más, de brújula para orientarse en la espesura. Quienes invocan los principios cuando se está en los medios y gritan “traición” a cada revuelta de la negociación, nunca han llegado a ninguna parte, ni en los sentimientos ni en la política.