Sobresaltos de un
chivo expiatorio (3)
Cuando la tarde
languidece, quienes formamos parte de la crème
de la crème de Sant Pol de Mar nos encontramos en el paseo marítimo que
transcurre desde el lugar llamado La Punta hasta la plaza de Tocar Ferro.
Muchas elegancias y sofisticaciones concurren a esa hora en el centenar de
metros de calzada peatonal atisbado desde lo más alto por la ermita de Sant Pau
y volcado hacia el sur sobre el mar Mediterráneo, del que solo lo separa la
playa llamada de les Escaletes. Con mucho acierto, alguien ha llamado a dicho
paseo el Sunset Boulevard del
Maresme.
Por eso no me
extrañó demasiado verme saludado, a la altura de una de las varias terrazas que
jalonan el recorrido, por Cary Grant y Lauren Bacall, que me hacían señas.
– Disculpa un
momento – dije a Carmen, a la que llevaba colgada del brazo. Y me acerqué a
ellos. Cuando estuve a su lado, vi que se trataba de hologramas perfectamente
compuestos en 3D.
– Hola pichón,
bueno que viniste – me saludó efusivo el holograma Lauren.
El holograma Cary
fue más sobrio.
– Se ha presentado
una complicación. Le necesitamos de nuevo. Mañana baje temprano a la playa y
nade hacia mar abierto con su inimitable estilo “crol setentón”. Alguien lo recogerá.
– Que no sea el
“enterao”, porque me vuelvo a la playa ipso facto – objeté, algo picado por sus
palabras. ¿Qué quería decir con eso de “crol setentón”?
– Descuide – se
hizo el inocente Cary.
***
Quienes están en el
otro polo de la videoconferencia son hoy Merkel y Schäuble. Tienen cara de
pocos amigos.
– Nos ha
decepcionado usted, herr Gottráiguetz – me dice Angela –. Otra cosa esperábamos.
– Habla usted muy
bien el español – le digo para ganar tiempo.
– Oh sí, yo de
jofen veranear Kosta Prafa – la reminiscencia ilumina por un instante el rostro
sombrío de Merkel –. Echarme nofio allí, Manolito. Mucho loco. Amor imposible.
– Qué interesante –
digo por pura cortesía.
– Herr
Gottráiguetz, fräulein Lagarde mensaje mucho mucho alarmante enviado. Joyas
defueltas falsas son. Joyero Vuitton made in South Korea. Contenido, pura
quincalla. ¿Cómo se explica?
A su lado se oye un
retumbo profundo como de trueno lejano. Angela escucha a su ministro de
Finanzas y me traduce.
– Wolfie dice
europeos del sur indignos de crédito, no acuerdos cumplen, no forma de balances
cuadrar, todo al traste, kaputt.
– Escuche Angela –
intervengo –, si me permite la confianza…
– ¡No confianza! –
ladra.
– Escuche froilain
Merkel, no es a mí a quien tiene que dirigirse. Sabe perfectamente que el
culpable está en otra parte, y que mi participación se ha reducido a un paripé
para salvar la cara delante del Eurogrupo.
– Varoufakis dice
él no fue – es la sorprendente respuesta de Merkel.
Resumo la
información que voy recibiendo en los minutos siguientes: Varoufakis afirma que
entró en la alcoba de Lagarde después de ingerir dos dosis de Viagra y con un
pañuelo colocado sobre los ojos. Quiso asegurarse de ese modo de que su virilidad no flaqueara
en el duro trance, por el conocido procedimiento de «ojos que no ven, corazón
que no siente». Por profilaxis más que por precaución, no se quitó el pañuelo
en ningún momento, y por consiguiente no puede decir lo que había o no había en
la mesilla de noche. Cuando le pareció que había cumplido a suficiencia con lo
estipulado, se levantó y se marchó sin despedirse. No se llevó ningún objeto
que hubiera dentro del dormitorio. No sabe nada de las joyas.
Se oye de nuevo el
tronar lejano.
– ¿Qué dice herr
Schäuble? – pregunto a Merkel.
– Wolfie dice ese ser cáncer que Unión Europea corroe. Griegos, y otros también, cuando
consideran que suficiente han hecho, dejan faena a mitad y si te he visto no me
acuerdo. No dedicación, no amor al trabajo, no espíritu de sacrificio, no
responsabilidad.
– Desde luego,
señora Merkel, tiene toda la razón. Es más, si Varoufakis devolvió un joyero
falso…
– Joyero
anónimamente devuelto fue, en recepción hotel, con tarjeta incluida.
– ¿Algún mensaje en
la tarjeta?
– «Congratulations,
mistress Lagarde». Escrito manualmente, con tinta rosada de bolígrafo. Varoufakis dice no es cosa suya.
– Recapitulemos la
situación. Los dos implicados estaban rigurosamente solos en una habitación
cerrada. Si Varoufakis no se llevó el paquete…
– Habitación no
cerrada. Puerta disimulada hay que a corredor lateral da. Otras posibilidades
existen.
– ¿Algún
sospechoso?
– Karla fue visto por
detective de servicio en corredor lateral. Karla, renombrado agente secreto ruso.
Muy temible. Yo al habla con Vladimir Putin por teléfono rojo, esta mañana. Él
toma nota pero decir no sabe nada. Yo darle dirección electrónica suya, herr
Gottráiguetz. Se pondrá en contacto en brefe.
– ¿Por qué conmigo?
– Usted chifo
expiatorio en este caso. Misión suya no cumplida de modo satisfactorio. Ha de
trabajar más.
– ¿Y si me niego? –
pregunto. Sé de antemano que mi pregunta es tan solo retórica. Me contesta con
una sola palabra, una palabra que hasta ayer yo no conocía:
– Spexit.
Oigo el alarido de
alegría de Wolfie, en segundo plano.
– ¿Conoce esa
eventualidad el gobierno de mi país? – sigo haciendo preguntas retóricas, pero
no se me ocurre otra cosa.
– Lo conoce – dice
Merkel –. Tengo entendido que están buscándolo.
Lo están. De vuelta
a mi apartamento, Carmen me dice que: A) Se ha presentado un pelotón de GEOs
disfrazados de tuna de la Facultad de Letras, preguntando por mí, y han dejado
recado de que volverán y que es urgente. B) Está hasta el gorro de los líos que
me traigo estos días, y amenaza con hacer las maletas. Así no hay manera de
relajarse y pasar un verano decente.
Tengo la maldita
sensación de estar rodeado.
(Continuará)
Nota.- El lector puede consultar el inicio de este thriller
de alto voltaje político en http://vamosapollas.blogspot.com.es/2015/07/spleen-e-ideal.html
y http://vamosapollas.blogspot.com.es/2015/07/art-deco.html
Bibliografía recomendada
Eduardo Mendoza, El enredo de la bolsa y la vida. Seix
Barral, 2012.