Las poblaciones con
mayor renta media familiar de España son ciudades-dormitorio y están situadas
en el entorno de Madrid – las más – y de Barcelona las restantes. Son, por
orden de más a menos haberes, Pozuelo, Majadahonda, Sant Cugat del Vallès, Las
Rozas, Alcobendas y San Sebastián de los Reyes, que está a caballo entre Madrid
capital (por arriba) y Barcelona capital (por debajo). Sigue en la lista
Castelldefels. La primera población en nivel de renta no situada en ninguna de
las dos provincias citadas es Ceuta (10ª). La última población española en
nivel de renta es Torrevieja (Alicante). La renta media familiar es en Torrevieja
de 13.977 euros; en Pozuelo, de 70.298. Quiere decirse que la renta de una
familia media de Pozuelo da para cinco familias de Torrevieja, y aún sobra un
pico. Estamos hablando de rentas familiares medias, claro; la comparación entre
las porciones más altas de renta de un lado y las más bajas del otro añadiría un
par de ceros a la derecha de ese ‘5’. Si contáramos los ingresos en negro y las
rentas generadas en paraísos fiscales de las que Hacienda no tiene noticia, los
ceros diferenciales se multiplicarían.
El barrio más rico
de España es el del Viso, en Madrid, también un barrio residencial; el más
pobre, el de los Pajaritos en Sevilla, un barrio obrero degradado. Los tres
municipios con mayor índice de paro están en Andalucía: son Sanlúcar de
Barrameda, La Línea de la Concepción y Jerez de la Frontera. Sin duda el
registro estadístico de la riqueza y del paro no tiene la precisión deseable, y
lugares hay, en la misma Andalucía, en los que la miseria y la falta de
recursos son mayores que en los tres citados. Los datos de la evasión fiscal,
de la economía sumergida, o de los niveles de autoconsumo en las zonas rurales
y pesqueras, introducirían correcciones significativas en el panorama que se
dibuja. En todo caso, se demuestra que la geografía del trabajo es bastante
diferente de la del dinero, cosa que en principio podría resultar sorprendente para
algunas mentes cartesianas.
Dos conclusiones: Una,
el dinero no da la felicidad, pero se refugia en urbanizaciones de lujo. Dos,
el trabajo, allá donde existe, no genera rentas significativas; estas aparecen
por otras vías y mediante expedientes de un orden distinto al derivado estrictamente
de la producción.
Son cifras que
proporcionan una radiografía aproximativa de una distribución patentemente desigual
del dinero y el trabajo en el territorio. Un elemento a considerar en un
momento crítico del que se esperan proyectos políticos encauzados a mejorar la
suerte de los más desfavorecidos y proporcionar un mayor bienestar en todos los
órdenes a la ciudadanía.