sábado, 28 de enero de 2017

LAS ELÉCTRICAS MATAN DE MÁS DE UNA MANERA


En el post de ayer de esta misma bitácora, se hacía una alusión tangencial a la factura de la luz y a la pobreza energética, “que mata”. Mata, es fácil de comprender, a las personas, por desgracia en aumento, que no pueden abonar las cantidades abusivas que cobran las empresas eléctricas por un servicio público absolutamente indispensable. Un servicio no relacionado con la calidad de vida, sino con la vida misma.
No es la única forma de matar de las empresas de generación eléctrica. Mientras en la mayoría de los países europeos se están haciendo esfuerzos por reducir las emisiones a la atmósfera de gases de efecto invernadero, en España durante el año 2015 las emisiones totales crecieron en un 3,3%, hasta situarse en la cifra de 337 millones de toneladas. Son cifras del Observatorio de la Sostenibilidad, un instituto independiente, y se refieren a la totalidad de las emisiones, tanto las procedentes de fuentes fijas (sector industrial y energético) como difusas (tráfico, hogar, quema de residuos…)
Las culpas no se concentran en un solo factor, entonces. Pero es posible ahondar más en el análisis, y entonces resulta que el sector generador de electricidad aumentó sus emisiones durante el año 2015 en un 17,6%. Mucho más, en consecuencia, que el porcentaje total de aumento. Si las eléctricas se hubieran ajustado a las emisiones del año anterior, el descenso en la contaminación habría sido apreciable.
Es decir, que han aumentado al mismo tiempo la factura al consumidor y las emisiones que matan al consumidor. Por la cara. Han puesto todas las trabas posibles, incluida una imposición desaforada, a las energías alternativas renovables; vetan el autoconsumo; despliegan una política comunicativa agresiva, y se aseguran de contar en el gobierno con un ministro de Industria volcado hacia sus intereses de grupo, llámese este Soria o Nadal. Sus objetivos en relación con la sostenibilidad económica y con el respeto al medio ambiente se resumen en dos palabras: “Más pasta”. José María Aznar figura, magníficamente remunerado, en el consejo de administración de Endesa, la number one, responsable de la emisión de 33.3 MT de gases en 2015, el 10% del total. Felipe González está, o estuvo, en el de Gas Natural-Fenosa, tercera en el ranking de las mayores empresas contaminantes (12,9 MT). Ha declarado que se fue de allí porque se aburría en las reuniones; podía haber hecho mejores favores a la comunidad de los españoles, ya que ocupaba un puesto tan privilegiado, interesándose por los intríngulis de las políticas de la empresa y oponiéndose en nombre de la ética a determinadas operaciones.
No son los únicos políticos que levantan rentas sustanciosas de un sector estratégico que fue privatizado bajo declaraciones de que tal medida incrementaría su eficiencia y la calidad de su servicio. En esas estamos. La desaforada codicia con la que se está moviendo todo el sector en la coyuntura actual podría tener que ver con la Conferencia de París sobre el medio ambiente, sobre los compromisos internacionales que España ha asumido pero no tiene prisa por implementar, y sobre la necesidad consecuente de un cambio de política a medio plazo, que será publicitado en su momento a bombo y platillo, en favor de energías menos contaminantes que el carbón y los hidrocarburos, y menos peligrosas que la nuclear.
Mientras llega el momento, el gobierno popular les ha otorgado una especie de moratoria tácita con permiso para forrarse, tal vez a fin de amortizar por adelantado las futuras inversiones “sensatas y de sentido común” en las palabras favoritas de nuestro presidente del gobierno, que se propondrán en algún momento de la actual legislatura o de la siguiente. Pero ese permiso para forrarse es al mismo tiempo permiso para matar, al estilo de 007, el agente especial secreto al servicio de su majestad.
Estas son, para quien tenga la curiosidad de conocerlas, las diez empresas del Top Contaminación de 2015, con la cifra de emisiones correspondiente en millones de toneladas (MT): Endesa, 33,3; Repsol, 13; Gas Natural-Fenosa, 12,9; Hidrocantábrico, 10,6; ArcelorMittal, 6,4; E.ON, 5,3; Cepsa, 4,8; Cemex, 3,4; Iberdrola, 2,6, y Cementos Portland, 2,4. En total, las diez son responsables del 69,4% del total de 95,2 MT de emisiones procedentes de fuentes fijas. Una performance pavorosa.