viernes, 27 de enero de 2017

RAJOY ESTÁ COMPRANDO TIEMPO


No se ha puesto todavía en marcha ninguna de las comisiones de investigación parlamentarias previstas en el acuerdo de gobernabilidad establecido entre PP y Ciudadanos, ni las consensuadas en el revés de la trama de la “gran coalición oculta” tácitamente establecida por el PP y el PSOE. Todas ellas sufren retrasos debidos a distintas causas: la que afecta al comportamiento anómalo del anterior ministro del Interior está a la espera de que el implicado se recupere de una operación; las restantes, relacionadas con la percepción de la corrupción, cada vez más evidente, más extendida y peor calificada desde instancias externas, no quiere activarlas el gobierno sino de una en una, y con cautela, por si acaso tiene éxito mientras tanto alguna de sus maniobras judiciales. Ha pedido el PP en un recurso la nulidad de la causa de la Gürtel: curiosa manera de contrarrestar la imagen deplorable de todo su sistema de gobierno.
Tampoco hay rectificación ni enmienda en el caso de la factura de la luz, una herida sangrante en el corazón de la ciudadanía, un sarcasmo en el momento en el que se buscan remedios institucionales contra una pobreza energética que mata. Rajoy ha declarado que hay que esperar a que llueva, y entonces bajará la factura; el ministro Nadal ha descartado modificar los presupuestos y las tarifas de la factura misma. Todo se fía a la lotería del tiempo; si llueve, bajará el montante a pagar, y si no llueve seguirá ascendiendo hasta máximos dignos de un récord mundial.
El gobierno, a la defensiva, se atrinchera en sus “éxitos” en la lucha contra el desempleo. No hay tales éxitos; no hay tal lucha contra el desempleo. El descenso de la cifra de parados es consecuencia de la mengua del censo laboral, no de la creación de puestos de trabajo nuevos. Pero el espejismo de la estadística permite al gobierno del PP, también en este caso, ganar tiempo y dejar para luego, para un “luego” impreciso y borroso, el momento de la rendición de cuentas a la sociedad. ¿Quién sabe? Tal vez ese momento no llegue nunca, gracias al buen hacer de jueces y magistrados amigos de toda la vida y partícipes de algún modo en las ganancias mancomunadas.
Ganar tiempo. Más explícito aún: “comprar” tiempo. Es el título de un libro de Wolfgang Streeck, que analiza el comportamiento del capitalismo financiero en las etapas recientes de la historia económica del mundo. Pueden leer una reseña magnífica de la obra en http://pasosalaizquierda.com/?p=2377. Su autor, Pere Jódar, sintetiza de este modo la tesis principal de Streeck: «La liberalización del mercado se debe, en parte, a las iniciativas destinadas a “comprar tiempo” para aplazar el problema de la difícil relación entre capitalismo y democracia. Una transacción que no se realiza con dinero, sino mediante regulaciones destinadas a expandir la mercantilización, la globalización y la financiarización. En este proceso evolutivo cada crisis superada es solo el preludio de una nueva crisis.»
Uno de mis vicios más enojosos es establecer asociaciones de ideas que afectan a estructuras o situaciones que no tienen nada que ver entre ellas. Es el caso del gobierno del señor Rajoy y los mercados financieros. Con todo, me parece observar una homología, tal vez solo como hipótesis pendiente de confirmación ulterior. Yo diría que el PP se mueve al mismo compás de los mercados, y que a su vez los mercados financieros tienden a dar largas a los problemas de un modo parecido a como lo hace el PP. La clave que pondría en relación las dos “compras de tiempo” sería la que enuncia Streeck en el párrafo citado: la incompatibilidad creciente entre capitalismo y democracia.
Conviene, sobre todo, tener muy presente la conclusión de la cita: «Cada crisis superada es solo el preludio de una nueva crisis.»