La mejor
recomendación para el año nuevo que he leído hasta el presente se la ha dado
Eric Cantona a Pep Guardiola. Guardiola, ya lo saben, debutó como entrenador en
el FC Barcelona de Víctor Valdés, Puyol, Piqué, Xavi Hernández, Andrés Iniesta
y Leo Messi, un muchacho que a pesar de su juventud ya había dado muestras antes
de sus portentosas posibilidades. Guardiola lo ganó todo con aquel equipo, y al
cabo de unos años que a todos los culés se nos hicieron cortos, marchó a
predicar su evangelio a los gentiles. Recaló en el Bayern, donde también obtuvo
éxitos – no tantos – y recibió algunas críticas, las primeras que no venían
directamente del entorno mediático de don Florentino Pérez.
Sea por inquietud
efervescente de la mente o por estar dotado por la naturaleza con lo que se
conoce como un culo de mal asiento, Pep se ha marchado también del Bayern para
entrenar al Manchester City. Su desempeño hasta ahora no es malo, pero no deja
de ser el de un club más en la prestigiosa Premier League. El choque cotidiano
con la realidad debe de haber hecho dudar a Pep de los poderes taumatúrgicos
que estaba convencido de poseer. Para elevar las prestaciones de sus muchachos
les prohibió tener sexo después de la medianoche. Los resultados han sido
imperceptibles. En unas declaraciones amargas a la prensa, ha manifestado su
intención de cumplir contrato con el City y tal vez, después, retirarse del
oficio.
Esto es lo que le
ha dicho Cantona, que fue jugador carismático en el Manchester United, rival
empecinado del City, en sus deseos para 2017: “¿Cinco meses tan solo en el City
y hablas de retirarte? ¡Sé fuerte, Pep! Y tal vez, ten algo de sexo después de
la medianoche.”
El consejo es
fantástico. El sexo es una
forma óptima de mantenerse en la relación adecuada con la realidad, y de
ajustar los deseos y las posibilidades de cada persona a los condicionamientos
internos y externos que nos coartan a todos. Los higienistas recomiendan tener
sexo con regularidad, sin insistir demasiado en la moderación. La práctica
contraria, es decir la abstinencia, alimenta ensueños evanescentes y en algunas
ocasiones compensaciones desorbitadas, de la misma forma que la anorexia desata
la bulimia. Don Quijote, uno de los arquetipos literarios de Pep Guardiola,
cayó en la confusión por exceso de teoría y ausencia de práctica, como indican sus
relaciones, cuidadosamente reseñadas por el Cide Hamete Benengeli, con Dulcinea
de un lado y Maritornes de otro. Escuchen ustedes, de otro lado, las homilías
de algunos de nuestros párrocos y obispos, y percibirán de inmediato los
efectos deletéreos del celibato eclesiástico.
Pep, sé fuerte y
practica más el sexo. Después de la medianoche de preferencia, Pep. Te lo
suplicamos Eric Cantona y yo, porque te queremos y porque eres un lujo en los
banquillos, aunque ya no tengas a tus órdenes en el campo a Xavi, ni a Puyol,
ni a Iniesta, ni a Messi.