Los datos
constatados son que una porción mayoritaria amplia del parlament de Catalunya
solicita a través de su president, Carles Puigdemont, consenso al gobierno de
España para celebrar un referendo decisorio, en condiciones y garantías máximas
y satisfactorias para todas las partes, sobre la separación de Catalunya de
España. El plan ha merecido del ministro portavoz del gobierno, señor Méndez de
Vigo, y de la ministra de Defensa, señora Cospedal, la calificación de “intento
de golpe de Estado”. Parece, pues, que no va a haber ni mucho ni poco consenso en
las alturas de la meseta para tal iniciativa.
En ausencia de
acuerdo, es también un dato constatado que el parlament buscará activamente cobertura
internacional a un referendo catalán unilateral, a través del llamado comité de
Venecia, un organismo del Consejo de Europa. Sería esta autoridad, teóricamente
objetiva e independiente, la que avalaría las condiciones de realización de la
consulta, la igualdad de condiciones entre las partes defensoras de las
diferentes posturas durante el desarrollo de la campaña, y los quórums de
participación y de acuerdo para dar legitimidad al resultado. Como se hizo en
Quebec y en Escocia.
Y luego está ese
otro dato no constatado, filtrado a elpais en vísperas de una aparición pública
de Puigdemont en Madrid, que sería el “plan secreto” de la secesión. Un plan
que rezuma fascismo desde la primera letra hasta la última: ninguneo de la
oposición, sometimiento del poder judicial al ejecutivo, supresión de prácticamente
todas las garantías y los equilibrios democráticos, Volkgeist en todas sus amplias y reconocibles manifestaciones. Un
adefesio.
De haber publicado
algo así OKDiario o La Razón, la conclusión más verosímil sería, a lo que
entiendo, que se trata de un bulo, un invento maliciosamente fraguado en una
covachuela subterránea del poder verticalmente constituido. Puesto que quien lo
ha publicado ha sido elpais, que conserva aún cierta credibilidad, muy
erosionada en los últimos tiempos por otra parte, hay que pensar que el documento
en cuestión procede en efecto del campo independentista. De una covachuela acondicionada
en el subsuelo del campo independentista, me atrevo a precisar.
Pero no del estado
mayor, para entendernos. No es, no puede serlo, “el” plan secreto, cualquiera
que sea este. Se trata de un papel borroneado demasiado zafio, simplista,
pedestre. Catalunya es un país serio, cosa que a menudo no se tiene
suficientemente en cuenta ni a uno ni a otro lado del Ebro. Incluso los más
consecuentes soberanistas se alinearían en contra de un intento tan obvio y
mecánico de implantar una dictadura. La independencia a ese precio sería
inasumible.
Por todas estas
razones, me inclino por considerar irrelevante el adefesio salido a la luz de
manera tan estrambótica. Por una parte. Por la otra, creo en la “buena fe” de
elpais al publicarlo en las fechas y de la forma como lo ha publicado.
Se trata en ambos
casos de una presunción meramente personal y iuris tantum, dicho quede en la jerga jurisprudente. La expresión
significa que presumo que las cosas son así, pero estoy abierto a cambiar de
opinión en el caso de que aparezcan pruebas en contrario.