miércoles, 31 de mayo de 2017

DUCHESSE FINANCIAL OVERSEAS


Manuel Moix, fiscal anticorrupción nombrado entre mil por el poder judicial independiente de la nación, había sido reprobado ya (sin consecuencias perceptibles) por el parlamento antes de conocerse que, además de amigo personal del preso Ignacio González cuya suerte última está pendiente de definir por los tribunales, es propietario al 25% – con sus tres hermanos Margarita, José María y Pilar – de la empresa radicada en Panamá cuyo nombre figura como encabezamiento de esta página.
Manuel Moix, elegido entre mil para el cargo de fiscal anticorrupción, no ve nada malo en esa propiedad, a pesar de no haberla hecho constar en ningún momento ante el órgano de inspección interno. La suya ha sido sin duda una omisión inocente.
La empresa offshore Duchesse Financial Overseas fue constituida en 1988 por los padres de Manuel Moix. Sus activos se concretan en la propiedad de un chalé de tres plantas en Collado Villalba. El chalé, edificado sobre un terreno de 4.629 metros cuadrados también incluido en la propiedad, cuenta con seis dormitorios, cinco baños, dos salones, una bodega de 60 metros cuadrados y una piscina cubierta independiente. Los hermanos Moix la heredaron al fallecer su padre en 2012.
“Es ético que los hijos hereden de los padres”, se ha justificado el flamante azote de los corruptos de la nación. Cierto, pero es lo único ético en este fastidioso asunto. Porque los propietarios reales y hasta ahora ocultos de esa fastuosa propiedad tienen deberes con la hacienda pública que han soslayado mediante la radicación clandestina de sus bienes en un paraíso fiscal.
El asunto no parece haber quitado el sueño a los superiores jerárquicos de Manuel Moix. El fiscal general del Estado, José Manuel Maza, ha considerado que se trata de una “cuestión personal” que no afecta a la institución; el dinámico ministro de Justicia Rafael Catalá ha declarado no saber nada del asunto pero estar dispuesto a comparecer donde se le pida para dar las explicaciones pertinentes (las cuales, si lo hemos entendido bien, se reducirán a decir que no sabe nada del asunto); y el jefe del gobierno, Mariano Rajoy, ha contestado con un escueto “Sí” a las preguntas de la prensa canallesca sobre si mantiene su confianza en el fiscal anticorrupción parlamentariamente reprobado y sospechoso de evasión fiscal.
Vivimos en este país una pesadilla de la razón, que engendra una sucesión inacabable de monstruos. Solo nos queda la esperanza de que, cuando despertemos por fin, los monstruos no sigan ahí.