miércoles, 3 de mayo de 2017

NO CREO QUE LO VAYA A ENTENDER


Javier Fernández, cabeza visible de la gestora del PSOE, dice a Pablo Iglesias Turrión en una carta abierta, dada a conocer esta mañana por la prensa, que la moción de censura a Rajoy, primero no es útil; segundo, beneficia a Rajoy; y tercero, desvía el foco de atención. Ahora bien, la moción va dirigida a resolver la situación creada desde la investidura del gobierno monocolor del PP en minoría, en la que han sido constantes la obstrucción parlamentaria a las iniciativas opositoras y el intento de taponar el escándalo de los casos desbordados de corrupción, que afectan a la gestión política del PP en diversos ámbitos, mediante el sometimiento forzado de los fiscales a disciplina inglesa (látigo de nueve colas, para entendernos).
De qué modo una moción de censura compartida por las fuerzas de oposición y dirigida a poner remedio a esa situación asfixiante pueda no ser útil, no alcanzo a concebirlo; por qué beneficiaría a Rajoy, me resulta un misterio insoluble; y hacia dónde se quiere desviar el foco de atención, o cuál es el foco de atención alternativo que resulta prioritario para la política en este momento, me es imposible adivinarlo. Por tanto, me siento concernido por la coletilla final de don Javier a don Pablo: «Si todavía no lo has entendido no creo que lo vayas a entender.»
Pues no creo que, por mi parte, yo lo vaya a entender, la verdad. Tampoco se me ocurre cómo va a remediar el PSOE la actual sangría de votos en todos los frentes, a partir de la línea política subterránea que sigue desde que don Javier se ha puesto al mando de una comisión gestora improvisada después de aquella bronca monumental que tuvo lugar precisamente en torno a la definición de una línea política. La llamo subterránea porque ningún tramo de la línea, hasta el momento, ha aflorado a la superficie. Tampoco en el trance de la moción de censura aparece una alternativa clara, descontado el “no es no”. Dice don Javier a don Pablo el Joven que «en lugar de hacer de la política un juego de apariencias, deberíamos propiciar acuerdos.» Pero de un lado, no parece mostrar ninguna prisa en “propiciar acuerdos”. Y de otro, el primer acuerdo hacedero sería precisamente en torno a la moción de censura, siquiera para encarrilarla de forma adecuada en el caso de que en Ferraz les parezca que urge colocar el foco de atención en otro lugar. Por lo demás, el “juego de apariencias” que está difundiendo a su alrededor el actual núcleo socialista es el del secretismo y el ensimismamiento. Ninguna relación con lo que, a juicio del electorado, sería exigible a una institución tan arraigada.
No sé don Pablo, pero yo desde luego no lo he entendido todavía, y no creo que lo vaya a entender.