jueves, 4 de mayo de 2017

EL DESCUBRIDOR DE PLACAS


Lector paciente, puedes saltarte sin escrúpulo el post de hoy, no aprenderás nada de provecho. Estas breves pero sentidas líneas están dedicadas al duque de Edimburgo, una de las personalidades punteras del otium cum dignitate a nivel planetario, y que a sus 96 años, a partir del mes de setiembre próximo, se desembarazará de forma definitiva de las numerosísimas obligaciones protocolarias que invaden su agenda. Felipe de Battenberg (Mountbatten en su versión inglesa) se retira de la vida pública. ¿En qué consistía su vida pública? Él mismo la ha definido así: «Soy el descubridor de placas más experimentado del mundo.» Allí donde había una placa, o una lápida, o un monumento conmemorativo en tres dimensiones por descubrir, en todo el ámbito de la Commonwealth, allí era requerido el Duque para llevar a cabo la faena con pulcritud y precisión. Lo ha hecho, según una estadística rigurosa, 22.191 veces desde 1952. De aquí a finales de agosto aún podrá añadir algunas unidades más a su portentoso récord. Con dedicación, tiene a su alcance una cifra preciosa: 22.222, los cinco patitos en fila.
En sus prolongados descansos en Balmoral, y en algunos actos públicos de raigambre tradicional escocesa, al Duque le gusta lucir el kilt, esa faldilla a cuadros de colorines. Desde Braveheart, nadie como Felipe había lucido el kilt escocés con sobria elegancia y al mismo tiempo con una potente sugestión de virilidad sublimada. Es un portento. Su señora, la reina Elizabeth, ha dicho de él: «Es mi roca, ha sido mi fuerza y mi sostén», palabras que deberían constar en su epitafio cuando, vete a saber dentro de cuántos años, acabe por sucumbir al destino común de los humanos.
Mientras llega ese momento, podrá pasar buenos ratos de charla menuda y esparcimiento alcohólico en el aristocrático barrio londinense de Mayfair, como adorno destacado de la barra del bar del muy exclusivo Club de los Zánganos, institución debida a la pluma de P.G. Wodehouse. Freddie Widgeon, el hombre que tuvo diez mil novias y fue abandonado por las diez mil antes de llegar al altar, había sido hasta ahora el miembro más distinguido del club. El Duque podría ser su patrón honorario.