martes, 2 de mayo de 2017

FEO, MONÁRQUICO Y SENTIMENTAL


Son los tres adjetivos con los que don Ramón del Valle-Inclán definía al marqués de Bradomín, salvo que él puso “católico” en lugar de “monárquico”. La diferencia es escasa, los monárquicos suelen ser católicos y el acento sigue siendo esdrújulo; pero el segundo calificativo me parece que define de forma más certera a ABC, la cabecera decana de nuestra prensa diaria. ABC es en realidad las cuatro cosas: católico, monárquico, sentimental y francamente feo.
Ayer mismo, día 1 de Mayo (no confundir con el Primero de Mayo, que es cosa muy distinta como ha explicado en su blog José Luis López Bulla), ABC colocó en su portada a Susana Díaz, en una fotografía de cuerpo entero, caminando sonriente y solitaria por una calle de Hinojos, Huelva. Acompañaba a la imagen un mapa de España en el que aparecían coloreadas en rojo las autonomías favorables a Díaz en las primarias inminentes (todas, desde Madrid hacia abajo); en negro el territorio de Patxi López (Euskadi y gracias), y en rosa el de Pedro Sánchez (Cataluña). El resto del territorio, de un tono gris perla, era calificado de “indefinido”. En el breve texto se afirmaba que Díaz espera superar a Sánchez en más de 20.000 votos.
No se dedica ninguna alabanza a Díaz, si bien el hecho de ocupar la portada de forma tan rotunda, y sin que se añada ninguna descalificación, es en sí misma una entronización, dadas las características del medio en el que aparece. Se deja al lector sacar las conclusiones por sí mismo. Susana va vestida de negro, con zapatos también negros de tacón, medias oscuras y una chaquetilla blanca, corta. Sin guardaespaldas, sin ningún acompañante visible. Detrás de ella solo se divisan un coche aparcado, un par de faroles y un señor mayor que mira a la lideresa de lejos y tapa a medias uno de los faroles.
El mensaje es sibilino a menos que teoricemos, con McLuhan, que el medio es en sí mismo el mensaje. Me arriesgaría a sostener que ABC está indicando que preferiría la victoria de Díaz a la de Sánchez, descontado de antemano el outsider López. Yendo algo más allá, se puede defender la idea de que el socialismo propugnado por Díaz le resulta más simpático, o más adecuado, que el de su rival, al órgano de la derechona monárquica.
Pero este último extremo no está respaldado por pruebas inequívocas. Ni Díaz ha manifestado hasta ahora preferencias por una coalición con la gran derecha (ella lo único que quiere es “ganar”), ni, a la inversa, la gran derecha ha avanzado ninguna propuesta en ese sentido. A un Mariano Rajoy en minoría parlamentaria le basta por el momento con vetar cualquier proposición de ley que venga de las filas opositoras, sin hacer distingos entre ellas; y con descabezar fiscales ariscos cuando desobedecen las órdenes perentorias de tapar con tapujos a la medida la corrupción que aflora.
Habrá que esperar, entonces, para saber si la portada de ABC obedece simplemente a una efusión primaveral, dado que el órgano de prensa es, como se ha avanzado, sentimental (además de feo y monárquico); o bien si, tal como algunos tuits han voceado ya sin pruebas, habría en efecto un por qué paladino detrás de tanto enigma.