viernes, 30 de agosto de 2019

AMOR Y PEDAGOGÍA


No estoy hablando de la desgarrada “nivola” de don Miguel de Unamuno, sino de las dos virtudes cuya ausencia está refulgiendo con luz propia en las relaciones entre el PSOE y Unidas Podemos, dos formaciones condenadas en principio a entenderse, pero que a pesar de ello, y de tener conciencia exacta de ello, aprovechan cualquier mínima oportunidad para desentenderse recíprocamente un poquito más.

En el caso presente ha sido la aparición de Carmen Calvo en el Congreso para explicar la gestión de la crisis del Open Arms. Cayetana Álvarez de Toledo, desde la bancada del PP, ha celebrado la ceremonia de la confusión al sostener que el sanchismo es igual al salvinismo. (De eso nada, monada. El salvinismo te cae de lo más bien, y el sanchismo todo lo contrario. No te líes tú, que a nosotros no nos vas a liar.)

Más grave es que, de forma simultánea a la reclamación que Pablo Iglesias está haciendo al PSOE del mismo (oigan, ¡el mismo!) pacto de legislatura que rechazó en julio con aspavientos, su formación se alinea con la derecha en el ataque frontal a la gestión de la crisis de los refugiados por parte del gobierno.

Falta amor y falta pedagogía en la relación entre las dos izquierdas, la que ocupa el gobierno y esperamos que por mucho tiempo (la alternativa es peor), y la que legítimamente aspira a participar en él.

Pero, como señaló el socialista Rafael Simancas en el curso de la sesión, «no se puede ser gobierno y contragobierno a la vez», y todos tenemos la sensación de que una cosa así ─ o parecida ─ es lo que pretende Unidas Podemos en esta coyuntura.

Noelia Vera, portavoz de UP, reaccionó de forma destemplada a la indicación de Simancas. Acusó al PSOE de tener dos caras, lo cual no deja de ser un indicio de que su formación querría entrar en el gobierno junto a una tan solo de las dos caras de su coaligado, y estaría en cambio claramente en contra de “la otra”.

Y respecto del trato que recibe su formación por parte del gobierno, lo calificó de «paternalista, prepotente y de superioridad moral». Pedagogía escasa, y ningún amor, por ambas partes.

Joan Baldoví, portavoz de Compromís, dio en el clavo al señalar que en Italia el PD y M5S han sido capaces de superar en 20 días una desconfianza tan aguda, por lo menos, como la que aquí nos tiene empantanados desde hace 120.

Lo que ambas formaciones italianas han tratado de evitar es justamente el ascenso del salvinismo rampante que la insensata Cayetana adjudica frívolamente al “sanchismo”, agraviando de ese modo al político europeo que mejor se acomoda a las políticas de su propio grupo y a las de sus amistades más peligrosas en el interior.

No es tan difícil, pienso, extraer las analogías oportunas y aplicarlas a nuestra situación. Los números en el parlamento son los que son: la derecha energuménica no está derrotada definitivamente ni en Italia ni en España. Serán el juego de los mecanismos democráticos, por un lado, y la puesta en práctica de políticas inclusivas por otro, lo único que podrá desactivar la presión insistente de quienes están reivindicando el orden público con la finalidad última de asentar con mayor firmeza la injusticia.