viernes, 23 de agosto de 2019

ESCALADA DE ALARMISMOS


Crónicas desde la Contigüidad del Cosmos



Un vehículo de la CIA abriéndose paso trabajosamente por el centro de Poldemarx. El nombre de la calle en cuestión es ‘Consolat de Mar’, si bien la izquierda local ha presentado una moción para sustituirlo por el de ‘Consolats per Marx’.


En honor de Angela Merkel, debo decir que fue ella la primera en rectificar sinceramente y pedirme ayuda (1).

─ Herr Gottráiguetz, esto se está volviendo irrespirable. Le agradecería que utilizase sus grandes capacidades para enredar, en la búsqueda de una solución de esta horrible crisis.

Acababa de colgar el teléfono cuando llegó la llamada de Christine Lagarde:

─ Mon cher Pacó, reconozca que se le ha ido este asunto de las manos. Siga atentamente mis instrucciones o tendrá motivos para arrepentirse eternamente.

El tono era distinto, pero la tribulación era idéntica en ambas. El inspector Clouseau de la Sureté, deseoso de darse una importancia de la que carece, había filtrado a la prensa lepenista el asunto del JLV (Joyero Louis Vuitton), y al día siguiente se desató en toda la aldea global una tormenta mediática. «¿Dónde está el collar de rubíes de madame Lagarde?», titulaba Bild. El editorial del Financial Times pontificaba sobre la crisis de credibilidad europea. En el Singapur Express la gran preocupación era la quiebra de la seguridad para el comercio y el turismo mundial. En Ara o Mai, órgano portavoz del independentismo catalán, la culpa de todo la tenía la Colau, y ellos ya lo habían predicho muchos meses antes. Por su parte la portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, siempre temperamental, centró la raíz del problema en las actividades nefandas del separatismo judeo rojo masónico, y exigió la creación de una comisión parlamentaria con el fin de reeditar la vigencia del artículo 155 y acordonar la calle Consolat de Mar de Poldemarx con una fila de blindados del Ejército de Tierra a fin de salvaguardar la libre circulación de la ciudadanía por dicha vía (2).

Posiblemente la guinda del pastel eran unos versillos satíricos anónimos aparecidos en la publicación digital Sinvergüenza.com:

La Lagarde está llorando.
La Lagarde, sollozando.
Ha perdido sin querer
Su joyero vuittonado.
¡Ay su collar de rubíes!
¡Ay su anillito dorado!

 Peor aún, Clouseau había emplazado al MI5 británico a sacar sus sucias manos del patrimonio nacional ajeno, y a la Embajada norteamericana en el sentido de que no se debía mezclar la legítima compraventa de Groenlandia con cuestiones internas y altamente delicadas de la Francia libre y soberana. Ahora los servicios secretos andaban detrás del asunto, y Poldemarx se había llenado de extranjeros corpulentos de edad mediana vestidos de forma extravagante, con gafas oscuras y complejos aparatos rastreadores de metales. En un informe confidencial de la CIA se especulaba con la posibilidad de que las joyas estuvieran ocultas en la panza de algunos ejemplares de la colonia de cormoranes negros de la Roca Grossa, dado el significativo aumento de agitación de los sensores magnéticos en las proximidades de la bandada.

No me duelen prendas. He devuelto a Lagarde su jodío joyero por un canal de máxima seguridad (un rider de Glovo) sin exigirle la retirada de sus ofensivas interpelaciones de la semana pasada. Lo he hecho, como Manuel Valls, sin la menor contrapartida, animado únicamente por el deseo de una mayor limpieza en la política. 

Christine ha lucido su collar de rubíes en una gala benéfica de la Unicef, con lo que se ha amortiguado considerablemente el revuelo de los medios. Angela me ha mandado una discretísima nota de agradecimiento («Gracias, mamón») y Mariano Rajoy me ha ofrecido un puesto de asesor en el gabinete en la sombra que está empezando a constituir para el caso de que fracase la investidura de la ultraizquierda empecinada y Pablo Casado, que es un muchacho excelente y entregado, con un gran futuro a la espalda, dé el prudente paso a un lado que se espera de él y deje vía libre al gobierno que el país verdaderamente necesita.

Le he contestado que naranjas de la China. Me ha enviado recado de que están muy caras, pero que no obstante procurará complacerme.


(1) Para seguir por su orden cronológico la deslavazada serie de crónicas esotéricas que concluye con la de hoy, el sufrido lector deberá leer previamente: 

(2) En relación con la calle Consolat de Mar de Poldemarx, la bibliografía esencial está contenida en: