Crónicas desde la Contigüidad del Cosmos
Un vehículo de la CIA abriéndose
paso trabajosamente por el centro de Poldemarx. El nombre de la calle en
cuestión es ‘Consolat de Mar’, si bien la izquierda local ha presentado una
moción para sustituirlo por el de ‘Consolats per Marx’.
En honor de Angela
Merkel, debo decir que fue ella la primera en rectificar sinceramente y pedirme
ayuda (1).
─ Herr
Gottráiguetz, esto se está volviendo irrespirable. Le agradecería que utilizase
sus grandes capacidades para enredar, en la búsqueda de una solución de esta horrible
crisis.
Acababa de colgar
el teléfono cuando llegó la llamada de Christine Lagarde:
─ Mon cher Pacó, reconozca
que se le ha ido este asunto de las manos. Siga atentamente mis instrucciones o
tendrá motivos para arrepentirse eternamente.
El tono era distinto,
pero la tribulación era idéntica en ambas. El inspector Clouseau de la Sureté,
deseoso de darse una importancia de la que carece, había filtrado a la prensa lepenista
el asunto del JLV (Joyero Louis Vuitton), y al día siguiente se desató en toda
la aldea global una tormenta mediática. «¿Dónde está el collar de rubíes de
madame Lagarde?», titulaba Bild. El
editorial del Financial Times pontificaba
sobre la crisis de credibilidad europea. En el Singapur Express la gran preocupación era la quiebra de la seguridad
para el comercio y el turismo mundial. En Ara
o Mai, órgano portavoz del independentismo catalán, la culpa de todo la tenía
la Colau, y ellos ya lo habían predicho muchos meses antes. Por su parte la
portavoz parlamentaria del PP, Cayetana Álvarez de Toledo, siempre
temperamental, centró la raíz del problema en las actividades nefandas del
separatismo judeo rojo masónico, y exigió la creación de una comisión
parlamentaria con el fin de reeditar la vigencia del artículo 155 y acordonar
la calle Consolat de Mar de Poldemarx con una fila de blindados del Ejército de
Tierra a fin de salvaguardar la libre circulación de la ciudadanía por dicha
vía (2).
Posiblemente la
guinda del pastel eran unos versillos satíricos anónimos aparecidos en la
publicación digital Sinvergüenza.com:
La Lagarde está llorando.
La Lagarde, sollozando.
Ha perdido sin querer
Su joyero vuittonado.
¡Ay su collar de rubíes!
¡Ay su anillito dorado!
Peor aún, Clouseau había emplazado al MI5
británico a sacar sus sucias manos del patrimonio nacional ajeno, y a la
Embajada norteamericana en el sentido de que no se debía mezclar la legítima compraventa
de Groenlandia con cuestiones internas y altamente delicadas de la Francia
libre y soberana. Ahora los servicios secretos andaban detrás del asunto, y
Poldemarx se había llenado de extranjeros corpulentos de edad mediana vestidos
de forma extravagante, con gafas oscuras y complejos aparatos rastreadores de
metales. En un informe confidencial de la CIA se especulaba con la posibilidad
de que las joyas estuvieran ocultas en la panza de algunos ejemplares de la colonia de cormoranes
negros de la Roca Grossa, dado el significativo aumento de agitación de los
sensores magnéticos en las proximidades de la bandada.
No me duelen
prendas. He devuelto a Lagarde su jodío joyero por un canal de máxima seguridad
(un rider de Glovo) sin exigirle la
retirada de sus ofensivas interpelaciones de la semana pasada. Lo he hecho,
como Manuel Valls, sin la menor contrapartida, animado únicamente por el deseo
de una mayor limpieza en la política.
Christine ha lucido su collar de rubíes
en una gala benéfica de la Unicef, con lo que se ha amortiguado
considerablemente el revuelo de los medios. Angela me ha mandado una
discretísima nota de agradecimiento («Gracias, mamón») y Mariano Rajoy me ha
ofrecido un puesto de asesor en el gabinete en la sombra que está empezando a
constituir para el caso de que fracase la investidura de la ultraizquierda
empecinada y Pablo Casado, que es un muchacho excelente y entregado, con un
gran futuro a la espalda, dé el prudente paso a un lado que se espera de él y
deje vía libre al gobierno que el país verdaderamente necesita.
Le he contestado
que naranjas de la China. Me ha enviado recado de que están muy caras, pero que
no obstante procurará complacerme.
(1) Para seguir por
su orden cronológico la deslavazada serie de crónicas esotéricas que concluye con la de
hoy, el sufrido lector deberá leer previamente:
(2) En relación con
la calle Consolat de Mar de Poldemarx, la bibliografía esencial está contenida
en: