jueves, 17 de octubre de 2019

INFILTRADORES


El muy honorable (por protocolo) presidente de la Generalitat señor Quim Torra ha echado la culpa de la violencia presente y ampliamente documentada en Cataluña a los “infiltrados”. 

Vayamos por partes, infiltrados según la definición clásica, haberlos haylos, señala un informe de la policía. Son grupúsculos anarquistas y antisistema de otras latitudes que han venido, en una especie de internacional de los insumisos, a sumarse a los festejos programados trayendo consigo su propia pirotecnia y situándose claramente al margen de las consignas establecidas desde los cuarteles generales de la ANC y los CDR, después del preceptivo conciliábulo con las clavegueras de la Generalitat.

Pero esos infiltrados no son el elemento clave que ha venido a desestabilizar una protesta cívica y pacífica en esencia. Son marginales de origen y están al margen del grueso de la movida programada. Son en todo caso un a más a más; lo que en comparación resultaría de una excrecencia cartilaginosa adyacente a una malformación genética.

En la escalada de violencia que se ha ido imprimiendo de día en día con formas imaginativas a las protestas por la sentencia, la mayoría de los/las detenidos/as son catalanes de origen, muy jóvenes y sin ficha policial. Es decir, para precisar un poco más su perfil: estudiantes atentos, buenos ciudadanos en agraz, meritorios que esperan obtener el aplauso de sus mayores, auténticos infiltrados o inoculados por la inyección de ese virus epidémico que viene repitiéndose en todos los tonos: “Ara es l’hora”, “Ara o mai”, “Ho tornarem a fer”, o incluso, en latín clásico: “Donec perficiam”.

Hay mayoritariamente infiltrados de ese tipo en los desórdenes catalanes, y hay, claro está, infiltradores. Infiltradores son quienes difunden esos mantras, quienes creen que todos los sacrificios ajenos valen como combustible en la hoguera de las vanidades que están montando en beneficio propio.

Pero atención, el fuego que los infiltradores están atizando consume energías no renovables en más de un sentido. Una juventud sin futuro está ardiendo en la pira de una república en potencia que es unilateral, unidireccional y totalitaria. ¿A quién le echaremos la culpa cuando finalice la actual y vistosa sesión de fuegos artificiales?