jueves, 10 de octubre de 2019

LA PUTA Y EL APOCALIPSIS


Iluminaciones de viaje



La puta cabalgando la bestia de siete cabezas y el gigante, pintura al fresco de la basílica de Santa Catalina de Alejandría, en Galatina (Puglia).


Un gran artista cuyo nombre se ha perdido pintó al fresco en Galatina  un programa completo de historia sagrada. El impresionante recorrido iconográfico transita ordenadamente desde el Génesis hasta el Apocalipsis. La manera del pintor, activo a mediados del siglo XV, corresponde más al gótico que al estilo hoy llamado prerrenacentista que florecía en esa época en el norte de la península. Lógico; a la Puglia debieron de llegar con bastante retraso los nuevos aires de la Toscana.

Esa circunstancia es la responsable de que en los folletos turísticos se califique la decoración del templo de “giottesca”, lo cual me parece bien, aunque no muy esclarecedor. Considerar discípulo de Giotto a un émulo que vivió siglo y medio después que el maestro, es un forzamiento excesivo. Digamos mejor que hay similitudes entre ambos.

La imagen que he seleccionado es la visión de la Ramera del Apocalipsis, con la que «fornicaron los reyes de la tierra, y los habitantes de la tierra se embriagaron con el vino de su prostitución», según versión de la Biblia de Jerusalén. Cabalga una Bestia con siete cabezas y diez cuernos; en la explicación del Ángel, «era y ya no es; y va a subir del Abismo, pero camina hacia su destrucción.» Según la misma versión, las cabezas son las colinas de Roma, y los cuernos los reyes vasallos. La copa de oro que lleva está llena de «abominaciones».

La pintura sigue más bien la visión de Dante (Purgatorio XXXII) que la de San Juan. Dante habla de una puttana sciolta (desceñida), en lugar de la descripción bíblica: «vestida de púrpura y escarlata, resplandecía de oro, piedras preciosas y perlas.» Las siete cabezas de la Bestia serían para Dante los pecados capitales, tres de los cuales, los más graves ─soberbia, envidia e ira─ tienen dos cuernos por uno de los cuatro restantes (pereza, avaricia, lujuria, gula). El gigante sería Nerón para la versión de la Biblia de Jerusalén, y la monarquía francesa para el florentino, según explica Marco Santagata, profesor de la Universidad de Pisa, en una exhaustiva biografía de Dante que me ha prestado José Luis López Bulla, hombre de una cultura tan dantesca como yo mismo.

Estos son los versos que dedica Dante a la “puttana”, en traducción de Ángel Crespo:

Cual en monte segura fortaleza,
Tal lucía una puta en él sentada
Que en rededor miraba con torpeza;
Y, como si temiese que robada
Le fuese, custodiábala un gigante
Por el que varias veces fue besada.

El artista de Galatina ha optado por prescindir de los cuernos, y ha añadido a la escena un tercer personaje montado en un caballo blanco, de barba partida y tocado con un gorro frigio, tal vez con la intención de hacer más babilónica la escena. Es un misterio añadido a una alegoría ya de por sí misteriosa.