martes, 1 de octubre de 2019

CASA DI ORTEGA


Iluminaciones de viaje



José (García) Ortega, “Segador de verde” (1970).


Esta iluminación de viaje es retrospectiva y reivindicativa, y aparece aquí como consecuencia de una serie de casualidades inverosímiles encadenadas. Esta es su historia.

Primera casualidad: mientras deambulábamos por el Sasso Barisolo de Matera, el guía del autocar número 2 de nuestra expedición señaló una casa y dijo que allí se exhibía la obra de un “gran pintor español olvidado en su país”, José Ortega.

Olvidado, pero no tanto. Segunda casualidad, una de las viajeras que le escuchaba, Mercè Andrés, recordó que lo conoció personalmente, en La Bisbal, donde estuvo una temporada aprendiendo técnicas artísticas.

Y tercera casualidad, esa viajera se sentaba en el asiento vecino al nuestro en el avión de ida y de vuelta a Bari. Charlamos de varias cosas, pero no de Matera ni de Ortega.

Última casualidad, Carmen y Mercè se encontraron en el local central de CCOO, de vuelta en Barcelona. Carmen le comentó que yo estaba escribiendo cosas sobre el viaje y le pasó las coordenadas del blog. Ella lo leyó y me mandó un mensaje con información, por si quería escribir algo sobre Ortega.

Dicen que la ocasión es calva, y hay que agarrarla de su único cabello cuando pasa. Es lo que estoy haciendo. No por compromiso, sino por enamoramiento a primera vista de la pintura y de la persona de José Ortega (nada que ver con Gasset).

Nació en Arroba de los Montes, Ciudad Real, en 1921, en un medio muy humilde. Su padre, comunista, fue encarcelado en los años de posguerra. También él se hizo comunista y fue a parar ocasionalmente a la cárcel.

Fue uno de los fundadores del movimiento artístico Estampa Popular. Salió por primera vez de España con una beca de estudios, en París conoció a Picasso. Fue cooptado al comité central del PCE, militó activamente entre los obreros de Puertollano, fue perseguido por ello y puesto a salvo en Francia por la organización.

En los años setenta compró una casa en Matera y trabajó en una técnica particular, la cartapesta, aprendida de los artesanos locales. Consiste, por lo que he leído, en componer un bajorrelieve en arcilla, hacer un calco en yeso, fijarlo a un soporte de madera y pintarlo después. Los materiales son pobres y reciclables; el efecto visual es espléndido, sin embargo. Ortega utilizaba colores puros, y expresaba ideas fuertes. Su arte no era complaciente, sino militante.

Las dos grandes series que realizó en Matera llevan por títulos respectivos “Pasaron” y “Muerte y nacimiento de los Inocentes”. Después de su fallecimiento (en París, en 1990), su casa de Matera y las obras que contenía pasaron a la Fundación Zétema (Centro para la Valoración y Gestión de los Recursos Histórico-Ambientales), que mantiene la actividad del museo (1). En el año de Matera como capital europea de la cultura, la lucecita encendida por José Ortega brillará de forma singular.

En su país no ha tenido la misma suerte. Regresó después de la muerte de Franco, y fue candidato por el PCE al Congreso en las primeras elecciones. Dio varios mítines, uno de ellos en su pueblo natal, Arroba de los Montes. Eventualmente volvió a marchar de España. Una de sus obras tardías fue un ciclo dedicado al 23-F. Murió en París. En Arroba se creó un museo para exponer una muestra considerable de su obra, pero unas humedades irreparables obligaron a cerrar el local. En Almagro y en Ciudad Real se han celebrado exposiciones retrospectivas. Poco más puede mencionarse.

Abajo tienen a José Ortega. Gracias por la información y por tu buena memoria histórica, Mercè.



(1) Vale la pena visitar el sitio electrónico: http://www.casaortega.it/