Pep Guardiola ayer en el Bernabeu
(foto Juan Medina/Reuters).
Nota aclaratoria.- El copyright de los dos huevos duros pertenece a los Hermanos Marx, pero su utilización para describir la política pos pos pos convergente es patrimonio legítimo de José Luis López Bulla, de quien lo tomo prestado aquí con sin igual sanfasón. No es la primera vez ni será la última, entre compañeros bien avenidos.
Pep Guardiola,
calificado en la prensa nacional como “el Anticristo blanco”, sometió ayer al
Real Madrid en el estadio Bernabeu con una táctica novedosa y desconcertante: utilizó
dos falsos nueves.
Leo en lavanguardia
(el comentario técnico es de Álex Delmás) que los dos huevos duros, perdón
falsos nueves, se emparejaban en fase defensiva a los centrales blancos con el
fin de estorbar la salida del balón; mientras que en fase ofensiva se descolgaban
para recibir entre líneas y provocar dudas en la defensa. Si alguno de los centrales
se adelantaba, uno de los dos puntas blues
restantes le tomaba la espalda.
No estoy muy seguro
de haberlo entendido del todo, pero al parecer esa actividad impredecible de
los dos huevos duros, perdón falsos nueves, colapsó el juego del equipo blanco,
que perdió la posesión y a la larga el partido.
Guardiola sabe
mucho de fútbol. ¿Cómo explicar esa sabia y compleja táctica en dos palabras y
sin tecnicismos? Yo, disculpen la ignorancia, diría que lo del City consistió
en marear la perdiz.
Más o menos lo
mismo hizo el equipo de JxCat en el Congreso de los Diputados, el mismo día.
Ferran Bel amagó con una abstención en el tema del techo del gasto, y cuando a
Pedro Sánchez se le había puesto la miel en los labios, Laura Borràs impuso el
No. El voto no iba a ser de rositas, explicó a la prensa: el gobierno no había
garantizado los dos falsos nueves, perdón huevos duros, que le habían sido
pedidos; o sea, la deuda del IVA catalán.
El gol marcado por
Borràs no ha entrado, sin embargo, en la portería de Pedro Sánchez, que no
necesitaba esa abstención y se ha salido finalmente con la suya; sino en la portería
de ERC. En ERC están que trinan, y acusan a JxCat de deslealtad.
¿Deslealtad para
qué, y con quién? Al decir una cosa por la mañana y otra por la tarde, los
peloteros posconvergenciales han rizado el rizo y superado la treta táctica de Pep,
posicionando sus falsos nueves en la Carrera de San Jerónimo para cobrarse los
huevos duros en la Ciutadella.
Su parroquia es la
que es, y el objetivo que persiguen no es ni vencer ni convencer a nadie, sino
evitar que los de Junqueras les desplacen del espacio que siempre ha sido suyo.
Para lo cual
recurren a un sofisticadísimo mareo de la perdiz que no tiene ningún efecto en
ninguna parte, pero contribuye a mantener con la boca abierta al personal.