De derecha a izquierda, Josep
Benet, Marcelino Camacho y José Luis López Bulla, cuando empezábamos a ser legales pero llevábamos ya años de lucha a la espalda.
Este año se cumple
un siglo del nacimiento de Josep Benet en Cervera. La Generalitat ha celebrado
la efemérides a su modo, con un acto cerrado y poco publicitado, limitado a la
rigurosa invitación a familiares, amigos y medallas de oro de la Generalitat.
Ha dado cuenta de
lo ocurrido Marc Andreu en elpais.cat (1). Según se desprende de su crónica, la
sustancia del acto no fue un homenaje en sentido estricto a Josep Benet como
historiador, como político, como cabeza de la Entesa dels Catalans, como militante por las
libertades democráticas; sino una sentida celebración (tal vez una despedida
del duelo) “para el autoconsumo” de los posconvergentes, según expresión de
Andreu (no acudió ningún dirigente significado de ERC). Fue también, por
añadidura, un homenaje por elevación, semiclandestino pero enfático, al
referente máximo del pos pos pos convergencialismo, el ex Molt Honorable Jordi
Pujol i Soley, presente en el acto.
Jordi Amat,
biógrafo de Benet, insistió en su parlamento en el benetiano “Catalunya, un sol
país”, pero Jaume Sobrequés tiró decididamente para otro lado, al afirmar que
Pujol ha sido el político más importante de la Catalunya del siglo XX y
lamentar (sic) que Benet «no llegara a tiempo de ver el boom independentista que tan feliz le habría hecho».
Llamar sinvergüenza
a Sobrequés no es un insulto sino una descripción. Afirmar que su profesión es
la de historiador es caer en el limbo de lo improbable. Le va mejor el título
de tiralevitas.