Definitivamente,
Ana Botella no será condenada por haber causado un perjuicio de 25,7 millones
de euros al Tesoro, malvendiendo vivienda pública a fondos buitre. Todos
sabíamos ya que la entonces alcaldesa de Madrid estuvo inspirada en su polémica
decisión por los más altos ideales patrióticos, eso por descontado. Pero ahora
el Tritribunal Susupremo ha dictado la sesentencia absosolutoria definitiva.
Dejen en paz a Ana, canallas de la izquierda irredenta, que bastante está
sufriendo la pobre en su residencia de Marbella, junto a su Josemari (Aznar), al que de
día en día se le va poniendo el careto de Christopher Lee en el papel
estelar de su carrera cinematográfica.
Han concurrido
diversas voluntades en el resultado final de la absolución de Ana. Fue
condenada en su día por el Tribunal de Cuentas, pero la Sala de Enjuiciamento
del mismo Tribunal revocó la sentencia con la intervención estelar de Margarita
Mariscal de Gante (casualidad, había sido ministra de Justicia en el gabinete
Aznar) y Manuel Suárez Robledano (casualidad, ex portavoz de la muy
conservadora Asociación Profesional de la Magistratura).
Contra la
revocación, cabía recurso de casación ante el Susupremo. El pleno del Ayuntamiento
de Madrid votó a favor de interponer el recurso, pero el alcalde José Luis
Martínez-Almeida obstruyó dicho mandato hasta agotar el plazo legal, con el
argumento de que no pensaba «derrochar el dinero público de los madrileños ni el dinero de la
administración de Justicia en la búsqueda de venganzas estériles.»
En plata, y para que lo entiendan, Almeida estaba en
contra del rerrecurso y a favor de una cacasación.
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