sábado, 6 de junio de 2020

HORA DE LUCES LARGAS



Las voces que han pedido la nacionalización de Nissan como remedio a la pérdida de puestos de trabajo son bienintencionadas, sin duda, pero no tienen en cuenta que el problema está situado a una profundidad mucho mayor. La nacionalización de las instalaciones, por sí sola, tendría un efecto comparable a la aplicación de un parche Sor Virginia para curar un tumor.

Dicho de otra manera, lo decisivo en este caso, como en tantos otros que vienen marcando un calendario nefasto de cierres y desapariciones de empresas en nuestro país, es la política industrial.

Política industrial en un país en el que los sucesivos gobiernos democráticos, a partir probablemente de las decisiones tomadas por Carlos Solchaga como ministro de Economía, han optado porque “la mejor política industrial es la que no existe”. Así de claro se dice en un artículo firmado por Unai Sordo y publicado en Infolibre (1). Digo “firmado” por Unai, porque la lectura evidencia que la aportación de saberes de altos vuelos ha sido colectiva: no se trata de un artículo “de opinión” sino de una directiva importante, inspirada en esa necesidad de “luces largas” para iluminar un futuro oscuro a la que se ha referido Javier Aristu en un artículo reciente (2), y dirigida en el mismo sentido en el que se esfuerza por avanzar el programa del actual gobierno.

Dejo como botón de muestra del "manifiesto" de Unai Sordo un párrafo sobre el que será preciso trabajar mucho, con el fin de no malgastar munición disparando al aire, sino elegir con cuidado los blancos oportunos. Es este:

«Identificar problemas y retos comunes debiera ser el paso previo a determinar las medidas a financiar. De tal manera que con una perspectiva estratégica se impulsen inversiones que generen economía de escala y sinergias. Entre las formas de impulsar inversiones públicas, sería deseable priorizar aquellas que provean de bienes públicos que el mercado no facilita adecuadamente: hablamos de formación en un sentido amplio y como un proceso permanente que deberá adaptarse a los cambios en las cualificaciones y competencias requeridas en una perspectiva dinámica, infraestructuras digitales, internacionalización –sobre todo en el tejido de PYMEs que caracteriza a España–, investigación aplicada, etc. Y todo ello sin perder de vista las dos líneas trasversales que recorrerán las políticas de la Unión no solo a través de este IER, sino del Marco Financiero Plurianual de la UE: la digitalización de la economía y las transiciones a una economía de bajas emisiones.»

Resumo: inversiones capaces de generar economías de escala y sinergias; formación permanente; digitalización de la economía; internacionalización; transición energética; investigación aplicada.

Un camino abierto al conjunto de una sociedad profundamente desigual, y dirigido al progreso colectivo y al crecimiento del bienestar social.

Un camino que contará en todo momento con la oposición frontal, “no pacífica”, de unas élites bien instaladas en una red espesa de intereses creados: élites extractoras de rentas, cortoplacistas, codiciosas y parasitarias.

Lo peor de cada casa.